miércoles, enero 31, 2007

Cómo la política influye en la ciencia

Ayer comentaba las presiones de todo tipo que están sufriendo los científicos del IPCC reunidos en París para consensuar el informe final sobre el Cambio Climático. Hoy, el periódico del New York Times publica un claro ejemplo de estas presiones. Aquí os dejo la notícia.

Scientists Criticize White House Stance on Climate Change Findings
By CORNELIA DEAN

Published: January 31, 2007


Under its new Democratic chairman, Representative Henry A. Waxman of California, the House Committee on Oversight and Government Reform took on the Bush administration's handling of climate change science yesterday, and even the Republicans on the panel had little good to say about the administration's actions.


The subject of the hearing was accusations of administration interference with the work of government climate scientists. Almost to a person, Republicans on the panel introduced themselves by proclaiming their agreement that the earth's climate was warming and that the principal culprit was greenhouse gases generated by people and their machinery.


And when witnesses spoke in defense of the administration, it was often to say only that there were still some scientists who doubted that climate view or that the administration's approach was not unique.


"Cherry-picking" science to suit policy or political goals is at least as old as the Eisenhower administration, said Roger Pielke Jr., a professor in the Environmental Studies Program at the University of Colorado. The committee itself is guilty of it, he added, pointing to a news release linking rising ocean temperatures to bigger and more frequent coastal storms, something about which there is still debate.

But the other witnesses spoke about how the administration had delayed, altered or watered down the findings of government scientists, the kind of thing they said they had not experienced in the Clinton administration.


Drew Shindell, a NASA scientist who said he was speaking as an individual, not for his agency, described research he and his colleagues did on ozone depletion and greenhouse gases over Antarctica.


Dr. Shindell said the findings helped explain recent cooling on the continent, a phenomenon cited by climate dissidents as challenging the mainstream view. And, he said, the findings suggested Antarctica might warm rapidly in the future, melting ice and sharply raising sea levels. By the time the administration had signed off on the work, he said, its importance had been played down and references to "rapid warming" had been deleted.


Another witness, Rick Piltz, said he resigned in protest in 2005 from his job with the federal Climate Change Science Program when he became convinced that the administration's goal was to "impede" the understanding of climate science among the public and even the Congress.
Part of his job, Mr. Piltz said, was to compile periodic assessments of government climate research for the Congress. "This report has essentially been made to vanish by the Bush administration," he said.

The fourth witness was Francesca Grifo, who directs the scientific integrity program of the Union of Concerned Scientists, a private group that researches environmental, arms control and other issues.


Dr. Grifo's testimony drew largely from a report produced by the Union of Concerned Scientists and the Government Accountability Project, a private group that defends whistle-blowers. The report, made public yesterday, is based on a Union of Concerned Scientists survey of federal climate scientists and interviews and document searches by the Government Accountability Project. It says it is common for scientists to be pressured to eliminate references to climate change, for their work to be changed to misrepresent their findings, and for climate-related materials to disappear from Web sites.

Almost 60 percent of the scientists who responded to the survey said they had personally experienced such an incident in the last five years, the report says, and those who said their work was most closely related to climate change experienced the most interference. (Information about the report is available at www.ucsusa.org.)


Representative Darrell Issa, Republican of California, noted that a majority of scientists queried had not responded to the survey. Dr. Grifo said she attributed that to the "chilling effect" of administration actions. Anyway, she said, scores of scientists reported problems. "That number should be zero," she said.

Es evidente que, en un tema tan sensible con unas repercusiones tan importantes en la esfera económica de un país como es el cambio Climático hayan muchas presiones y muy intensas. Los grandes intereses económicos intentan influir en la política para conseguir llevar a cabo sus intereses. USA no es una excepción y la prueba es lo que cuenta la noticia del NYT.

Estos grupos de presión intentan valerse de todos los métodos a su alcance para promocionar sus ideas. E incluso llegan a ponerse el traje de científico y publican trabajos donde se intenta demostrar sus tesis. Probablemente el caso más paradigmático de esta última afirmación sea el libro The skeptical environmentalist: Measuring the real state of the World del danés Bjørn Lomborg. Lomborg está doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Copenhaguen. O sea que es un científico que conoce el método científico y la forma de pensar de los científicos. Este libro trata de rebatir una a una y de forma detallada mediante el empleo de literatura científica todas las quejas de los grupos ecologistas sobre el estado ambiental de la Tierra.

A través de sus 515 páginas va demostrando que los grupos ecologistas sólo son unos quejicas y que, encima, no tienen razón. El primer capítulo está dedicado a demostrar que el Worldwatch Institute, World Wide Fund for Nature y Greenpeace (las tres organizaciones ecologistas sobre las que centra sus críticas) sólo son unos quejicas, unos lloricas y que, encima, tergiversan la realidad. Después repasa y "demuestra" que, a lo largo de la historia de la humanidad y más concretamente en los últimos 200 años, la esperanza de vida se ha incrementado en todo el mundo, que el hambre se ha reducido y que ha habido un aumento general de la prosperidad. Este aumento de la prosperidad se ha traducido en una disminución de la deforestación, un incremento de la energía tanto a partir de combustibles fósiles (que evidentemente nunca se acabarán) como de energías renovables (que no son rentables), un incremento de los recursos no energéticos (que tampoco se acabarán), un espectacular aumento de la población que tiene acceso al agua potable, una disminución de la contaminación atmosférica y de la lluvia ácida en los últimos 20 años, así como un descenso del asma y otras enfermedades respiratorias y de la contaminación del agua (minimizando los problemas de vertidos de productos tóxicos). La última parte la dedica a desmontar nuestros temores sobre el uso masivo de pesticidas (no son tan malos), la pérdida de biodiversidad (nunca se habían preservado tantas especies como hoy en día) y el cambio climático (lo que cuentan los científicos sólo son patrañas) y a trazar lo que, según Lomborg, es el estado "real" del medio ambiente. Según él, el medio ambiente del mundo nunca ha estado mejor.

El libro fue publicado originalmente en danés en 1995 bajo el título "Verdens Sande Tilstand", pero no fue hasta 2001 que alcanzó relevancia cuando apareció la traducción inglesa con el título "The Skeptical Environmentalist". Yo leí una reseña del libro que salió publicada en la revista Climate Policy en 2002, y decidí comprármelo. Empecé a leermelo con mucho interés (el tema me parecía atractivo) y a medio libro lo dejé. Bajo la apariencia de ser un libro científico, serio y riguroso (¡hay 70 páginas de bibliografía citada en el libro!) me parecía un libro perverso. Utilizaba la bibliografía de forma parcial, tendenciosa y de forma simplista para demostrar sus tesis. Como yo, hubo mucha gente a la que este libro le produjo urticaria y empezaron a publicarse cartas en contra de este libro en las prestigiosas revistas de Science, Nature y Bioscience, entre otras.

Este libro fue inmediatamente aprovechado por los grupos de presión que estaban en contra del Cambio Climático y de los problemas medioambientales para decir que estos problemas eran inventados. Este libro era un estudio científico publicado por un científico. Y esto les daba el marco científico que estos grupos de presión habían estado buscando durante mucho tiempo. Ahora los grandes lobbies económicos en contra del Cambio Climático ya tenían argumentos científicos en contra de las patrañas inventadas por los grupos ecologistas y se les podía rebatir con argumentos objetivos.

Del 2002 al 2004 no de dejaron de publicar artículos con aceradas críticas al libro donde se demostraba una y otra vez que Lomborg no había sido honesto científicamente hablando (podeis ver un resumen de los artículos publicados aquí y aquí a modo de ejemplo). Ante tal alud de críticas, la Comisión Danesa sobre la Deshonestidad Científica (organismo nacional que vela por el buen hacer de los científicos) abrió un primer expediente a Lomborg y lo expulsó de la comunidad científica por prácticas deshonestas. Tal y como se puede leer en su página web, parece ser que, al final, la Comisión revocó su primer veredicto y Lomborg fue readmitido.

Muchos fueron los que apuntaron que este libro fue encargado por los grandes grupos económicos de presión para intentar contraatacar a las organizaciones ecologistas y justificar sus desmanes medioambientales.

Suerte que el tiempo ha acabado poniendo en el lugar que se merece a este libro ...

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