jueves, noviembre 23, 2006

La ciudad de Salta (1)

Los algo más de 4 días que llevamos Juan José y yo dando tumbos por Salta me han permitido hacerme una primera idea de como es la ciudad.

La ciudad de Salta fue fundada el 16 de Abril de 1582, por Hernando de Lerma, gobernador de Tucumán. Originalmente la ciudad recibió el nombre de Muy Noble y Leal Ciudad de San Felipe de Lerma en el Valle de Salta. Este nombre fue cambiado inmediatamente después de la muerte del fundador de la ciudad, debido a la adversión que le tenían los primeros pobladores, que la rebautizaron como San Felipe de Salta. Luego, con el tiempo, el nombre se fue transformando en el actual Salta. Varias etimologías aymaras conforman el vocablo Salta: "salla", peñas y "ta", lugar, por lo que el nombre significaría "lugar de peñas"; "sayta", pascana, es decir, paraje de descanso en un viaje; y "sagta, sagta", muy hermoso. Por eso es que se la conoce como Salta la Linda. Durante los primeros años de la colonia, Salta era paso obligado en el camino al Alto Perú. Esto favoreció su rápido crecimiento. En sus alrededores se producían maíz, frutas, hortalizas, alimentos para el ganado, ruedas, telas y utensilios domésticos. La plaza mayor era el centro de la ciudad colonial.

La ciudad tiene una planimetría fundamentalmente cuadriculada. Aquí os dejo una imagen del centro que he sacado del Google Earth.


No hay casi semáforos en los cruces. Sólo estan presentes en las intersecciones de las avenidas más importantes. Los conductores se guían por la regla de la derecha (dejan pasar a los coches que se les acercan por la derecha), pero muchas veces también usan la ley del peso (pasa el que más pesa). Aunque, de entrada, el tráfico en la ciudad parece caótico y mal ordenado, la verdad, es que nunca ví un sólo accidente. Algún que otro bocinazo entre conductores, algún que otro improperio por la osadía de un conductor determinado, pero nada más. Eso sí: que no se le ocurra a ningún extranjero conducir allí porque seguro que será pasto de los accidentes antes que haya recorrido un par de cuadras ...

Salta es ruidosa y llena de contaminación. Lo primero que impresiona de la ciudad es el elevado número de coches de todo tipo y condición que transitan por sus calles. Los hay que ni los chatarreros de Europa querrían para desgüace (yo he visto circular coches que sólo conocía por fotografías) y, en el otro extremo, se encuentran los últimos modelos de pick-up. Muchos de los primeros tienen un color indefinido (la chapa está tan deteriorada y sucia que es difícil decir de que color es) mientras que los segundos circulan impolutos, brillantes, como recién salidos del concesionario donde los adquirieron. La circulación es intensa, especialmente en hora punta (como de las 20.30 a las 21.30 horas, cuando todo el mundo se dirige del trabajo a su casa). Los coches deben utilizar algún tipo de biodiésel como carburante (muchos de ellos llevan la típica bombona de gas en la parte posterior) que, junto a motores muy antiguos e ineficientes, provocan que durante las horas punta cueste mucho respirar mientras se anda por la calle. Los automóbiles más antiguos sueltan una humareda negra por los tubos de escape que da miedo.

Allí todo el mundo circula en coche. Casi no hay peatones. No se va a ningún sitio a pie. En eso se parece a cualquier ciudad norteamericana. Y lo peor que te puede pasar es ir a pie. Las aceras son muy estrechas (en muchas de ellas no pueden circular dos personas una al lado de la otra) y los conductores no se fijan en la presencia de los peatones. Sólo los coches tienen prioridad a la hora de pasar un cruce. Y eso hace que atravesar la calle sea arriesgado. No porque circulen a gran velocidad si no porque no te prestan atención. Suerte que soy mediterráneo y estoy acostumbrado a lidiar entre los coches que si no ... me cuesta imaginar a un extranjero de la europa central andando a pie.

El centro neurálgico de la ciudad es la bonita plaza 9 de Julio. Es una plaza cuadrada llena de palmeras y otros árboles tropicales y con la consiguiente estatua equestre del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, héroe de la Independencia. Alrededor de la plaza se encuentra El Cabildo (un precioso edificio blanco al más puro estilo colonial español), la Catedral con su palacio arzobispal, El Museo Arqueológico de Alta Montaña (especialmente recomendable), la principal comisaría de policía y varios hoteles y edificios de estilo colonial.








































Dos cuadras hacia el este por la calle Caseros, justo en la esquina con la calle Córdoba se encuentra la Iglesia de San Francisco. Es una preciosa iglesia franciscana construida en 1582. A mí, casi me gusta más de noche, cuando la iluminan, que de día.



























Aquí os dejo una vista de la iglesia de día y de noche para que juzgueis por vosotros mismos ... Como curiosidad me enteré que la figura en bronce de San Francisco que hay delante de la puerta principal es un regalo de Benito Mussolini a la ciudad.

Siguiendo la calle Caseros hacia el este, hasta la esquina con Santa Fe, te encuentras con el convento de San Bernardo. Construido a mediados del s. XVI, es la construcción religiosa más antigua de la ciudad. Inicialmente fue concebida como ermita, pero con el paso del tiempo acabó convirtiéndose en hospital. En 1846 se convirtió en un convento de clausura de carmelitas descalzas hasta la actualidad. La puerta de acceso está hecha de madera de algarrobo y está ricamente tallada. Fue instalada en 1762.




























Hacia el sudeste, atravesado por la avenida San Martín, se encuentra el mayor parque de Salta, el parque San Martín. Es un parque muy bonito con enormes eucaliptus y acacias, entre otros árboles tropicales. Este parque nos venía de paso, ya que la oficina donde estuvimos trabajando mirando y describiendo los sondeos del Salar del Rincón, esta justo al otro lado. Muchos árboles estan llenos de plantas epífitas parasitando árboles parecidos a olmos. Incluso los cables telefónicos que cruzan el parque estan parasitados por estas plantas. El primer día que pasamos oímos un ruido metálico ensordecedor. El ruido no era constante en el tiempo si no que sufría oscilaciones, intensificándose y reduciéndose. Era como si alguien hiciera girar una rueda metálica sobre un eje mal engrasado. Nos sorprendió que la gente que en ese momento estaba en el parque no le prestara la más mínima atención. Una vez estuvimos en el centro del parque nos dimos cuenta que el ruido nos envolvía por todas partes. No podía ser humano. Al acercarnos a los árboles descubrimos el responsable del ruido infernal: ¡una cigarra de casi 10 cm de longitud! Después nos enteramos que esta cigarra pasaba enterrada unos 5 o 6 años. Pasado este tiempo salía a la superfície, se adhería al tronco del árbol, y pasados unos días se convertía en una mariposa gigante.








































lunes, noviembre 20, 2006

De Barcelona a Salta (Argentina): El viaje

Juan Jose y yo ya estamos instalados en Salta (Argentina). Llegamos ayer por la tarde a las 14 horas (hora local) después de algo más de 18 horas repartidas en tres aviones más otras tantas de espera en los aeropuertos de Barcelona, Madrid y Buenos Aires.

Fuimos al aeropuerto de Barcelona dos horas antes de la salida del vuelo que nos debía llevar a Madrid debido al miedo que teníamos a la nueva regulación de seguridad que afecta a todos los aeropuertos europeos. Yo tenía todos los números para tener problemas: llevaba el ordenador portátil, la PDA, el mp3, montones de cables y cargadores, el cepillo de dientes y la correspondiente pasta dentrífica (en su bolsa de plástico transparente tal y como especifican las nuevas reglas), como equipaje de mano. Al final, deseché la idea de llevar las multiples cremas de afeitar y lociones como equipaje de mano por miedo a perderlas ¡Cómo iba a pasar 15 días sin ellas! ... coqueto que es uno.

Al subir hacia la zona de control, vimos algunas chicas uniformadas con bolsas de plástico en las manos por si no llevabas la tuya de casa. Me preparé para lo peor ... y, al final, no pasó nada. Tanto a Juan José como a mí se nos olvidó sacar la bolsa de plástico con el cepillo y la pasta dentrífica de la bolsa de equipaje de mano, y nadie nos dijo nada. Lo que sí me pidieron fue sacar el portátil de su bolsa, pero no hacía falta el resto de aparatos electrónicos ... ¡en fín! Sin comentarios: tanta publicidad con las nuevas regulaciones y al final todo es lo mismo. No ha cambiado prácticamente nada ...

El vuelo hacia Madrid fue como la seda. Llegamos a la terminal 2 (T2) desde donde teníamos que cambiar a la T1, desde donde opera Aerolíneas Argentinas. Como todo está tan bien indicado, nos acabamos encontrando en la T4 sin saber porqué. Desde allí realizamos un montón de pesquisas para averiguar de dónde salían los autobuses que nos debería transportar a la dichosa T1. Al final, y después de andar un buen rato, lo conseguimos. El paso de la zona de control fue aún más lamentable que en Barcelona ... había dos escáneres operativos pero uno no funcionaba simplemente porque la persona que lo manejaba estaba charlando con dos guardias civiles ... ¡realmente indignante! cuando nuestra indignación se hizo patente, el buen hombre decidió trabajar un rato. Volví a sacar el portátil de su funda, el móbil, la cartera, el portamonedas ... pero de mi pasta dentrífica magníficamente embalada en su bolsa de plástico transparente nada de nada ... No hay nada como crear unas normas estrictas de seguridad para que el propio personal encargado de materializarlas no les haga ni caso ... ¡en fín!.

El vuelo fue horroroso. Horroroso según mi estándard porque según el de Juan José fue delicioso. El avión estuvo sometido a todo tipo de turbulencias durante todo el viaje (supongo que se les olvidó asfaltar el cielo) y sobre todo fueron especialmente intensas sobre Brasil. Las fuertes corrientes convectivas que se generan sobre la selva amazónica, y que llegan hasta la estratopausa, hacían bailar todo un Boeing 747-400 como si fuera de papel. Lo dicho: un viaje horroroso.

Llegamos al aeropuerto internacional de Buenos Aires Ezeiza sobre las 9 horas (hora local) sin demasiadas más novedades. De allí, recuperamos nuestro equipaje, cambiamos nuestros primeros dólares americanis por pesos argentinos, y mediante la compañía de autobuses Manuel Tienda León, nos dispusimos a cambiar del aeropuerto internacional de Ezeiza al nacional (Aeroparque Jorge Newbery). Este segundo aeropuerto está en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, justo en la orilla izquierda del Río de la Plata.

El trayecto se desliza por una especie de autopista elevada que cruza la ciudad (la autopista 25 de Mayo, creo), dura unos 20 minutos y, gracias a él, pude tener una primera idea de la ciudad. La primera impresión que me produjo Buenos Aires es de caos. Caos arquitectónico. Da la sensación como si algún gigante hubiera ido sacando edificios de una inmensa bolsa y los hubiera ido colocando uno al lado del otro sin preocuparse de la estética. Los de nueva facturación se mezclan con los antiguos sin ningún orden aparente. Los edificios están abigarrados y pugnan unos con otros por dejarse ver, por mostrarse ... y parece que te chillen ... ¡A mí!¡A mí!¡Mírame a mí y no hagas caso del de al lado que es muy cutre!¡No a mí, mírame a mi! ... pero el conjunto no es agresivo. El impacto visual es sorprendente pero no dañino. Igual porque mis ganas de ver esta ciudad, largamente deseada (Juan José y Alberto me habían hablado miles de veces de ella), superaba con creces mis expectativas y dulcificaba cualquier anomalía ...

Como el vuelo para la ciudad de Salta no salía hasta las 12 horas disponíamos de justo una hora preciosa para corretear por las calles de Buenos Aires. Y la verdad es que me apetecía mucho ... quería poner imágenes a la genial música de Astor Piazzola. Quería imaginarme sus nuevos tangos, como Adiós Nonino, Aires de Buenos Aires o Hace veinte años, mientras me paseaba por sus anchas avenidas y me dejaba tostar por el intenso sol que de buena mañana calentaba mi maltrecho e insomne cuerpo. A Juan José también le apetecía enseñarme un poco de Buenos Aires. Dejamos las maletas en la consigna que la compañía de autobuses tiene en la Avenida Madero y, armado con mi cámara fotográfica, me dejé guiar por el genial saber de Juan José.

Subimos por la arbolada Avenida Ramos Mejía, y lo primero que me encontré fue la Torre de los Ingleses. Fue construida por residentes británicos en conmemoración al Centenario de la Revolución de Mayo, e inaugurada el 24 de mayo de 1916. La compañía encargada de la construcción de la torre fue "Hopkins y Gardom" y todo el personal técnico, como los materiales, salvo la arena y el agua, fueron traídos de Inglaterra. Sobre la puerta principal, tiene la inscripción "al gran pueblo argentino", los residentes británicos, salud, 25 de mayo 1810-1910". La torre cambió su nombre a “Torre Monumental” luego de la guerra de Malvinas en 1982; pero la gente aún la llama Torre de los Ingleses.

Al final de esta calle nos encontramos con la Avenida del Libertador. En Buenos Aires, es una calle cualquiera pero, para mí, no lo era. Esta calle tiene 6 carriles en cada sentido y atravesarla se hace eterna. A duras penas se la cruza con el semáforo de
los peatones en verde.

Después de atravesar la Plaza de San Martín (con la consiguiente estatua ecuestre del libertador de Argentina) llegamos a las calles peatonales del centro. ¡Esas eran las calles que Juan José me quería enseñar! Paseé por la calle Florida ávido de sensaciones. La música de Astor volvió a mi cabeza, y no pude evitar canturrear uno se sus tangos y acompasar mis pasos a esa música. A pesar de ser domingo por la mañana había bastante gente por la calle. Casi todos los comercios estaban cerrados, pero cerrando los ojos, me fue muy fácil imaginármela atiborrada de gente comprando, mirando escaparates, paseando ...



























La hora pasó más deprisa de lo que quise. Rápidamente volvimos donde habíamos dejado el equipaje y nos montamos en el autobús hacia el aeropuerto de Aeroparque. Durante la espera para embarcar en el avión que nos debía llevar a Salta, me dediqué a mirar por los grandes ventanales de la sala de espera. La vista de Buenos Aires era magnífica, y creo que refleja muy bien el carácter de la ciudad. Casi tod
o son edificios bajos, y de vez en cuando, hay un bloque que sobresale, como queriendo destacar más que los de su alrededor.


El viaje a Salta transcurrió sin demasiadas novedades. Finalmente llegamos a nuestro destino a las 16 horas (hora local). Nos estaban esperando Ricardo Alonso y Carlos Sorentino. El primero es el Secretario de Minas del Gobierno de Salta y el segundo es el representante argentino de la empresa minera australiana Admiralty Resourdes Ltd.

Después de las presentaciones formales, nos llevaron al hotel, situado a una cuadra (un manzana de casas) del centro de Salta. Yo llegué que a duras penas sabía donde tenía la mano derecha y la mano izquierda. Deshice el equipaje y salimos a dar nuestro primer tumbo por la ciudad. Nuestros pasos nos llevaron a la Plaza 9 de Julio (el centro de la ciudad) y nos sentamos en una terraza a tomarnos la primera cerveza. La cerveza me sentó de maravillas ... no tardamos en ir a cenar e irnos a la cama. ¡Cómo había soñado con ella!

Mañana será otro día, pensé ...

miércoles, noviembre 15, 2006

Contratos de Investigación "Ramón y Cajal" (4)

Hoy, en el periódico de El País, se ha publicado el siguiente artículo (os lo pego aquí abajo):

Casi 250 investigadores de la primera convocatoria de contratos Ramón y Cajal, creados hace cinco años para evitar la fuga de cerebros en España, terminarán sus contratos de aquí a enero de 2007. Otro centenar los acabarán a lo largo de 2007. El sistema español de ciencia y tecnología aún no ha ofrecido una posición estable a muchos de ellos. El Ministerio de Educación y Ciencia anunció ayer una salida de emergencia para "los casos sin ninguna solución estable antes del 31 de diciembre de este año", exactamente el mismo día que acababa el contrato de la mayoría.

Los contratados Ramón y Cajal son investigadores con currículos de primera fila y que han superado numerosas evaluaciones por expertos independientes. Pese a ello, decenas están viendo cómo se acerca el final del contrato sin ningún horizonte claro para poder continuar sus investigaciones de primer nivel.

La precariedad laboral de los investigadores no es una novedad y, de hecho, el programa Ramón y Cajal se presentó como un intento de emular la carrera científica anglosajona, en que tras cinco años de contrato, y una vez superado un proceso de evaluación, el candidato aspira a la estabilidad. El programa Cajal nunca prometió esto último formalmente, a pesar de que ése era su espíritu.

Tras cinco años, el balance del programa es dispar. El Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) resalta que "ha resultado muy beneficioso para el sistema porque ha permitido incorporar muchos investigadores de primera línea". La Asociación de Investigadores Ramón y Cajal (ANIRC) prefiere destacar que nació con "mucha falta de previsión", que se paga ahora.

En cualquier caso, la situación de los cajales en España es conocida ya en la comunidad científica internacional. La revista Nature Medicine publicó a finales de septiembre un artículo muy crítico con el programa Cajal.

Ayer, el secretario de Estado de Universidades e Investigación, Miguel Ángel Quintanilla, y la ANIRC mantuvieron una reunión en la que cotejaron cifras. Hay en torno a una veintena de cajales, 18 según la ANIRC y 11 según el MEC, "sin posibilidad de encontrar plaza antes del 31 de diciembre", admiten responsables del MEC. El ministerio encontró una salida "excepcional" para ellos: un contrato de un año financiado por el ministerio "que les da tiempo a buscar una solución". ¿Por qué esperar al último día? "Son casos excepcionales, y por tanto había que dar tiempo a ver si se solucionaban", responde un portavoz gubernamental.

Alejandro Mira y Mar Bastero, representantes de la ANIRC, no lo ven así. "Se ha esperado al ultimísimo momento para buscar un parche. Eso ha hecho que mucha gente haya tenido que buscar soluciones que no son nada óptimas. ¿Y qué pasará con los de enero? También quieren esperar a última hora"."Muchos se han ido fuera, aceptando plazas que les ofrecían con sus currículos; otros han dejado la ciencia", dice Mira.

También ayer se conocieron dos sentencias firmes que obligan al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a contratar indefinidamente a dos investigadores Ramón y Cajal por considerar que sus contratos, en la modalidad de "en prácticas", no eran los adecuados al perfil de los contratados, con experiencia laboral acreditada. Hay además otras dos sentencias similares pero no firmes. Y, según el bufete que representa a los demandantes, en el último año y medio el CSIC ha acumulado ya una treintena de sentencias en su contra por científicos que mantenía, a veces más de una década, en situación laboral inestable.

UN ARREGLO DE 2005 PARA UN PROGRAMA DE 2001
- En la primera convocatoria, en 2001, las universidades y el CSIC contrataron a 774 cajales. De ellos 437, según el Ministerio de Educación y Ciencia, ya tienen una plaza estable.

- La mayoría de los 242 investigadores que acabarán su contrato en enero tendrán que concursar a plazas o buscar un puesto por vía del programa I3, creado en 2005 para la estabilización de cajales.
- Por el I3, Educación financia los tres primeros años del contrato estable del investigador.

Como siempre, cuando los problemas no los soluciona el tiempo por sí solos (y de hecho, ¿cuando se han solucionado ellos solos sin hacer nada?) se buscan soluciones a última hora, deprisa y corriendo. Más que soluciones no dejan de ser parches. Chapuzas que no solventan los problemas si no que los aplazan durante cierto tiempo. No es muy normal que, a falta de unos días para que finalize tu contrato de trabajo, aún no sepas nada. Total, que más les da a ellos si puedes pagar la hipoteca o puedes comer tres veces al día, si esto no les afecta a ellos ...

¡Cómo se nota que quien diseña todas estas soluciones no las sufre en carne propia! Si realmente las sufrieran otro gallo cantaría ... Así va este país. Realmente escandaloso.

miércoles, noviembre 08, 2006

11a Setmana de la Ciència

El próximo viernes 10 de Noviembre empieza la 11a Setmana de la Ciència coordinada por la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRI) y el Departament d’Educació i Universitats de la Generalitat de Catalunya. Los actos serán llevado a cabo por personal científico de todos los organismos investigadores que desarrollan su trabajo en Catalunya (UB, IEC, CSIC, URV, UDG y UDL, entre otros). Los actos de esta semana durarán hasta el domingo 19 de Noviembre.

Durante estos 10 días, y tal como explican en la web, se realizarán multitud de actos (conferencias, talleres, concursos, proyecciones de películas, jornadas de puertas abiertas en los museos ...) con el claro objetivo de realizar una divulgació científica innovadora, dotada de fórmules originals de transmissió del coneixement properes al seu receptor: la societat. I dins de la societat, molt especialment, la joventut, amb l’objectiu clar d’estimular i potenciar la seva vocació científica. Aquí podeis encontrar el programa detallado de todas las actividades organizadas.

¡Viva la divulgación científica! A ver si, entre todos, conseguimos incrementar la pobre cultura científica de este país ... que buena falta nos hace.

Calidad vs. cantidad: cómo ser más papista que El Papa.

Trasteando por la hemeroteca del periódico El País he ido a dar con un artículo fechado el 25 del pasado mes de Octubre y firmado por Xavier Bellés, del Profesor de Investigación del CSIC en el Instituto de Biología Molecular de Barcelona y Coordinador del área de investigación de Recursos Naturales de dicho organismo.

El artículo dice así (y lo transcribo literalmente):

Te juzgarán por cuánto has hecho, no por cómo lo has hecho", le hace decir Pío Baroja al protagonista de su novela Las inquietudes de Shanti Andía. Y se lo hace decir con aire de tristeza, no con propósito de estímulo. La frase evoca una situación que se da a la hora de juzgar la actividad científica, tanto a escala de un investigador individual como de un colectivo. Demasiado a menudo, el número de artículos publicados es el socorrido parámetro que sirve para evaluar desde una solicitud de financiación hasta una candidatura a un puesto de trabajo. Como criterio de calidad se considera si los artículos han sido publicados en alguna de las 7.500 revistas analizadas por el Thomson Institute for Scientific Information (ISI). Esas revistas son de solvencia contrastada y de referencia en cada especialidad, y cada una tiene un factor de impacto (FI) calculado a partir del número de veces que los artículos publicados en ella son citados después en otros artículos. Como el número de citas que recibe un artículo indica el interés que suscita, el FI deviene un referente del prestigio de la revista donde se publican. Por lo demás, el FI de esas 7.500 revistas es muy dispar, variando entre 0,01 y 49,79.

Hace 20 años, el reto de la ciencia española era asegurarse una presencia estable en las revistas de solvencia internacional. Por eso se impusieron los criterios de evaluación mencionados arriba. Hoy en día, España ya ocupa el décimo lugar en la lista de países ordenada por el número de artículos publicados en revistas ISI. Pero cuando la lista se ordena por el número de citas que obtienen nuestros artículos, España pasa a ocupar el decimoséptimo puesto. La conclusión es que la calidad e interés de los mismos está por debajo de lo esperable.

El reto, ahora, consiste en aumentar la calidad de los artículos y una manera de propiciarlo es estimulando la publicación en revistas de mayor FI. Una revista generalista como Nature (FI = 32,18) recibe unos 9.000 manuscritos al año, de los que rechaza el 95%. Development, por poner un ejemplo de revista especializada de gran calidad (FI = 7,15), rechaza el 70%. Está claro que los criterios de selección son mucho más exigentes en las revistas de mayor FI, ya que son las que, por su prestigio y difusión, tienen más pretendientes a publicar y deben usar los filtros de calidad más severos. Se trata, pues, de un reto difícil.

No es cuestión de instaurar una especie de culto a las revistas de alto FI, sino de atender a la esencia del oficio de investigador, cuya misión no es otra que incrementar el conocimiento y difundirlo. No confundamos las cosas. Los investigadores no publicamos para obtener financiación o promoción, sino para difundir los conocimientos que generamos. Y cuanto más importante sea el conocimiento generado y más eficaz sea la difusión, mejor ejerceremos nuestro oficio. Y, claro es, los vehículos más eficaces son las revistas de alto FI de cada especialidad, que todo el mundo lee y a las que todas las bibliotecas están suscritas.

Ya hemos abusado demasiado de la cultura de la cantidad, pero la situación puede empeorar. En un mundo dominado por la racionalización feroz, también en política científica se impondrá con fuerza el quid pro quo. Las relaciones entre el ente financiador y el ejecutor de investigación adquirirán forma contractual. Se acordará invertir una cantidad de dinero en unos objetivos concretos, y el contrato incluirá el número de artículos científicos que se prevé publicar. La cuantía del siguiente contrato estará en función del cumplimiento de los objetivos y de si se ha alcanzado el número de publicaciones comprometido en el anterior.

En ese escenario, si no se proponen alternativas que primen los trabajos bien hechos por encima del número de trabajos, el descenso sostenido de la calidad de los mismos está garantizado.

Como siempre, me he quedado asombrado. Asombrado por dos razones: la primera es la importancia que se le da al dichoso factor de impacto de las revistas. En este país de nuevos ricos, que es España, siempre pretendemos ser más papistas que el mismísimo Papa. Investigadores de muchos países, entre ellos los de EE.UU., no se preocupan de cual es el ranking de la revista en la que estan publicando. Sólo intentan publicar buenos artículos y ya está. Si el artículo es bueno, no hay que preocuparse demasiado. De buen seguro que los otros científicos lo citarán como ejemplo a seguir. De hecho, la literatura científica está llena de ejemplos de artículos fundamentales publicados en revistas internacionales que se sitúan en la parte media de la tabla de factores de impacto.

La segunda razón no está ligada a que ahora se intente primar la calidad de los artículos sobre la cantidad de éstos (reinvindicación largamente solicitada por muchos de nosotros), si no a que no se acaba de contar la historia completa.

Todo el mundo sabe que la calidad de la investigación está ligada a dos factores: el primer factor está representado por el capital humano y el segundo por el financiero.

Es de perogrullo que para hacer ciencia de alta calidad necesitas fichar a los mejores científicos que existan en la especialidad. No puedes pretender cosechar grandes frutos (ni publicar en las mejores revistas científicas) si no tienes a tu disposión a eminentes lumbreras que sean lo suficientemente creativos como para hacer aportaciones significativas en un determinado campo de la ciencia. Pero es que, una vez solucionado la disponibilidad de buen capital humano, hay que dotarlo de suficientes medios económicos para que puedan desarrollar sus capacidades creativas al máximo. De nada sirve tener a genios en plantilla si no tienen dinero para llevar a cabo sus investigaciones. Es más, sin dinero seguro que no tendrás a estos eminentes científicos trabajando para tí. Estarán todos en otro país con muchos más recursos económicos, como Alemania, EE.UU o Japón, por poner tres ejemplos.

¿Cómo pretende el Sr. Bellés que publiquemos en las mejores revistas científicas si cada vez que pides recursos económicos para poder trabajar se te recortan sistemáticamente y, en la mayoría de veces, se dejan a niveles bastante ridículos? ¿Cómo pretende que llevemos a cabo nuestras ideas si no tenemos dinero suficiente para llevarlas a cabo? Los tres países que encabezan el ranking de trabajos más citados en la literatura científica (Japón, EE.UU. y Alemania) son los tres países que más dinero invierten en I+D. Por algo será. De acuerdo, que desde hace dos años el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero está aumentando un 25% la financiación en I+D, pero es que partimos de un presupuesto tan bajo, que aún han de pasar bastantes años para igualar la media de la financiación europea (y no quiero ni pensar los que necesitaríamos para ponernos a la misma altura que EE.UU. o Japón).

Yo creo que, antes de hablar de calidad científica, hay que incrementar de forma significativa la financiación en I+D. Sólo cuando tengamos una financiación equiparable a los países que encabezan el ranking de los trabajos más citados desarrollaremos suficientes trabajos publicables en revistas de alto factor de impacto como para encabezar el ranking.

Si con los recursos de los que disponemos ahora estamos en el puesto 17 ¿qué puesto ocuparíamos si tuviésemos la financiación de los países que encabezan el ranking? Esto demuestra que no es un problema de falta de materia gris si no de dinero para materializar lo que se cuece en nuestras cabezas ...

Pero como siempre, queremos ser más papistas que El Papa ... como todos los nuevos ricos.

lunes, noviembre 06, 2006

De las urnas a los despachos

Hoy se ha oficializado la renovación del pacto entre el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Iniciativa per Catalunya - Els Verds (ICV) para governar Catalunya durante 4 años más. José Montilla será, con toda probailidad, el próximo presidente de la Generalitat, Josep Carod Rovira será el Viceconseller primero y Joan Saura asumirá la Conselleria d'Interior.

Esta vez, a diferencia del pasado tripartito, el pacto se ha hecho silenciosamente y de forma expeditiva. Al estilo que caracteriza a José Montilla.

Para mí, la reedición del tripartito ha demostrado que la campaña electoral tan agresiva de Convergència i Unió les ha acabado pasando factura. A pesar de haber ganado de forma clara las elecciones, no ha habido ningún partido político que haya querido pactar con ellos para formar gobierno. Y de eso me alegro. Y mucho. Y también ha puesto en evidencia que el anterior tripartito no fue un invento para salir del paso si no que fue un pacto sólido. A pesar de las maragalladas y salidas de tono de Carod Rovira.

Esta vez, espero que ERC demuestre más sentido de estado del que hasta ahora ha hecho gala ...

Doceava Conferencia sobre el Cambio Climático

Hoy ha empezado la doceava Conferencia sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (United Nations Climate Change Conference, UNFCCC) en Nairobi. Es la primera vez que se lleva a cabo una reunión tan importante en un país subsahariano.

Tal y como escribe el periódico El País:
Los últimos datos que ha proporcionado la UNFCCC indican que, en 2004, las emisiones habían caído ya un 3,3% en los 41 países industrializados, en conjunto, así que no parece muy lejano el objetivo del 5,2%. Pero esa reducción se debe, sobre todo, al descenso del 36% correspondiente a los países del centro y este de Europa, que sufrieron en los años noventa el desplome de sus economías. El resto de los países industrializados han aumentado sus emisiones un 11% desde 1990. El transporte, en concreto, sigue siendo el sector más difícil de abordar, resaltan los expertos de Naciones Unidas. Las emisiones de este sector crecieron un 23,9% entre 1990 y 2004.

España destaca por un dato malísimo: en 2005 su incremento de emisiones era ya del 53% respecto a 1990 -no puede aumentar más del 15% para cumplir su compromiso con Kioto-. Arturo Gonzalo Aizpiri, secretario general del Ministerio de Medio Ambiente, reconoció esta semana la mala situación pero añadió una cifra esperanzadora: en el primer semestre de este año, las emisiones han bajado un 1%
.

Como siempre hay dos datos muy llamativos y preocupantes:

1.- África será el continente que se llevará la peor parte a pesar de ser el que menos ha contribuido al calentamiento global (los países pobres siempre son los más castigados).

2.- España es el país donde están más descontroladas las emisiones de gases de efecto invernadero (siempre nos tomamos a chirigota los problemas más importantes hasta que éstos los tenemos encima, son de difícil y caro remedio y nos perjudican gravemente). Y encima nos alegramos que nuestras emisiones han bajado un 1% cuando lo que realmente importa es que estan un 53% por encima de los niveles acordados en Kyoto. Si es que sólo aprendemos a base de palos ...

De Chile a Argentina: de salar a salar y sondeo porque me toca ...

Durante el último año, y través de los contactos de Guillermo Chong de la Universidad Católica del Norte de Antofagasta, Juan Jose y yo hemos ido intentando conseguir hacer subir una máquina de sondeo para perforar el Salar de Surire, tal y como teníamos previsto en el proyecto del Plan Nacional LAVOLTER y la Accion Complementaria que nos dieron para eso .... pero no todos los intentos fueron resultando infructuosos. Por unos 20,000 USD, que es el presupuesto que teníamos previsto para tal acción, no ha habido forma de encontrar una empresa en todo Chile que nos hiciese el sondeo allí ...

Necesitamos realizar el sondeo para estudiar la evolución paleoclimática y paleoambiental de la región, y poder comparar dichos resultados con los obtenidos en el registro sedimentario del Lago Chungará.

Viendo que teníamos un grave problema porque, tarde o temprano habria que justificar la Acción Complementaria ante el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), decidimos que, una posibilidad era pasarse a un salar argentino ... y decidimos que Juan Jose contactase a Ricardo Alonso, de la Universidad Nacional de Salta, Argentina, para ver las posibilidades. Gracias a él, se han hecho los sondeos en los cuerpos travertínicos de Antuco, en los que Roger está desarrollando la tesis ...

Ricardo nos contestó inmediatamente que había una empresa australiana que estaba perforando en esos momentos el Salar del Rincón (esta empresa está realizando prospecciones para explotar el litio de la salmuera del salar), y que nos miraría a ver si la empresa nos dejaría acceder a los sondeos. Después de varios correos electrónicos, la cosa pintaba genial: la empresa nos daba acceso a los sondeos para nuestras investigaciones científicas y encima no nos costaría nada ... le propusimos pagar la profundización de un sondeo hasta la base del relleno sedimentario del salar (que no puede ser porque no la máquina de sondeo de la empresa no tiene el varillaje suficiente para llegar a tan gran profundidad) y pagar un sondeo fuera del núcleo salino (que aún estamos en negociaciones ...).

Al final, convenimos con Ricardo que lo mejor sería hablar directamente con los australianos para entendernos mejor. Actualmente, los australianos están en Argentina y, de hecho, teníamos planeado un viaje relámpago Juan José y yo hace dos semanas, pero un imprevisto de última hora del jefe australiano (se fuw de urgencia a Chile) no nos permitió ir.

Por fín, tenemos billete de avión para irnos el próximo sábado 18 y volveremos a casa el viernes 3 de Diciembre ... a ver si tenemos suerte y conseguimos acceder a buenos sondeos.

El cambio de salar, creo, que será fácilmente justificable al MEC y el registro sedimentario que obtendremos será muy parecido al que esperábamos obtener en Chile, con lo que no es de esperar ningún cambio importante en los objetivos iniciales de los proyectos.

jueves, noviembre 02, 2006

The Stern Review: The Economics of Climate Change (2a parte)

En el número de hoy de la prestigiosa revista Nature (Nature 444, 6-7 (2 November 2006) doi:10.1038/444006a) ha salido publicado el primer comentario sobre el informe Stern sobre el coste del cambio climático.

Aquí os dejo el comentario:
How much will it cost to save the world?

Abstract
The Stern Review won't be the last word on the cost of global warming. But it has upped the stakes in the debate. Jim Giles reports.

He's a highly respected researcher and a former chief economist at the World Bank. He had a year and the help of more than 20 of Britain's brightest civil servants and academics. His work was commissioned by Gordon Brown, who controls Britain's budget and is likely to be the country's next prime minister. So could Nicholas Stern settle the debate about the economic impact of climate change?

No chance. The Stern Review on the Economics of Climate Change, released on 30 October, has been praised by many economists, who say it sets a new benchmark for quality and thoroughness. But its dramatic conclusions, including the claim that tackling climate change would cost 20 times less than doing nothing, were immediately attacked by right-wing commentators and other economists. Some add that the report covers such complex ground that it should be seen as a political rather than a scientific document (see Editorial, page 2). Just as arguments about the validity of climate science are dying down, it seems that a new battle is looming over how much the world should spend to tackle climate change.

At first glance, Stern's review provides ammunition for those who advocate tough measures. Stern predicts that if greenhouse-gas emissions carry on as normal, between 5% and 20% could be wiped off the global gross domestic product (GDP) by the beginning of the next century. "This allows us to put a dollar number on the cost of climate change for the first time," says Philip Clapp at the National Environment Trust, a not-for-profit group in Washington DC.


Equally important, adds Clapp, Stern helps to counter campaigns by the oil and coal industries, which have highlighted the costs of tackling climate change. The review says that stabilizing greenhouse-gas concentrations at roughly double pre-industrial levels would cost a relatively paltry 1% of GDP, so it provides strong support for measures such as mandatory emission limits and public investment in green technologies. The key message is that acting now will cost far less than acting later.


The report has prompted some alarmist headlines, with one British newspaper declaring "Act now or the world we know will be lost forever". Yet the methodology used is first-rate, say supporters. Estimating costs over decades, and trying to factor in social and economic changes that will take place, is enormously tricky. But the report contains a comprehensive meta-analysis of existing studies on mitigation costs. It also includes new results from a model that builds on the handful of previous studies that have tried to calculate the impact on global GDP.


Inevitable criticism

The upper bound of 20% for loss of GDP, which is higher than previous estimates, is due to several factors. Stern generally uses low numbers for discount rates, the parameter used by economists to compare future and current costs. His team also considered a range of values for climate sensitivity ? the global temperature rise caused by a given increase in greenhouse gas concentrations. Using a range leads to the higher upper limit for GDP reduction, but the results are more realistic.


"This is unquestionably head and shoulders above previous economic assessments," says Michael Grubb, an energy economist at Imperial College London, who contributed to the review. But others have homed in on the many assumptions that had to be made. Many right-wing commentators attacked the review on these grounds, some even starting work before publication. The use of one global development scenario, in which population reaches what demographers say is an unrealistic figure of 15 billion, attracted criticism.


Economists were also quick off the mark. In a four-page critique compiled within hours of the review's publication, economist Richard Tol of Princeton University accused Stern of selective reporting: "For water, agriculture, health and insurance, the Stern Review consistently selects the most pessimistic study in the literature."


On sea-level rise, for example, Tol says the review underplays the role of better coastal defences. Roger Pielke Jr, an expert in climate-change policy at the University of Colorado, Boulder, also accuses Stern of "cherry picking" alarming results from the literature on the link between natural disasters and climate change.


Such criticisms come as no surprise to Mike Hulme, director of the Tyndall Centre for Climate Change Research in Norwich, UK. Hulme says that the British government has asked him many times to conduct a study on the total cost of climate change. He declined, as he does not feel it's a question that researchers can answer. Difficulties in estimating the impact of strategies such as coastal defences are only part of the problem. When other assumptions, such as the economic cost of species extinctions, are included, Hulme feels that the uncertainties become so great that he would not be able to defend the end result.


He says that Stern's team seems to have done a good job, but with so many assumptions involved, and the review having been conducted by a political appointee: "This is not the last word of scientists and economists, it's the last word of civil servants."


Trillion-dollar questions

An academic involved in the Stern review, who did not want to be named as he was speaking on behalf of the team, told Nature that each assumption is based on the "sound principles of science and economics" and that the review spells out how the uncertainties affect the final result. He adds that the involvement of civil servants does not justify the "dangerous and incorrect" allegation that the report is politicized: "There was never any political pressure to produce high numbers."


The inevitable criticisms of the review need not reduce its impact. Negotiations over the future of the Kyoto Protocol are taking place this week (see 'Kyoto looks to the future'), and the review will strengthen the case of countries like Britain, which want tough limits on future emissions. Stern discusses several ways in which this could be done; one suggestion, that the current European Union emission-trading scheme be made global, was backed by Brown at the review's launch. Stern also notes that a substantial hike in public energy-research spending is needed, as market factors alone will not drive the development of technologies such as improved solar cells and biofuels that are needed to reduce emissions.


Stimulating debate over spending decisions, rather than putting a figure on the true costs of climate change, may be the review's main legacy. Although Hulme questions the assumptions behind the headline result, he has no doubt that Stern is broadly correct: "In a sense it's neither here nor there whether you believe the numbers. This will take the discourse away from the costs of taking action and put attention onto the costs of inaction."


Y aquí os dejo el box al que hace referencia el apartado de 'Kyoto looks to the future':

Next week, thousands of delegates from more than 180 countries will fly to Nairobi, Kenya, for talks about the Kyoto Protocol on climate change. Is this an exercise in futile bureaucracy, as some critics claim, or will it break new diplomatic and economic ground?


Kyoto has polarized opinion since its conception. The treaty calls for signatories to make an average 5% reduction (relative to 1990 levels) of greenhouse-gas emissions by 2012. Only developed countries are required to make cuts, so major developing nations such as China, India and Brazil are not included. In 2001, the United States and Australia dropped out, claiming that the protocol would overburden their domestic economies.


The treaty finally came into force in 2005, when Russia signed up and the countries committing to targets accounted for 55% of 1990 emissions.


The first period during which countries' emissions will be measured and assessed is 2008?12. But several mechanisms are already in place. Europe started a mandatory emissions-trading system in January 2005, allowing carbon-hungry companies to buy credits from companies with emissions to spare. It's unclear whether the scheme has lowered emissions, and critics say the carbon allowances were set too high. But the principle is seen as a success, and the market could become the nucleus of a global emissions-trading scheme.


Kyoto also gives credits to industrialized countries for helping poorer countries reduce or lock away emissions, for example by funding alternative energy or reforestation projects. The Clean Development Mechanism (CDM), launched last year, covers developing countries, and the Joint Implementation (JI) mechanism, which covers projects in other industrialized countries such as central and eastern Europe, launched last week.


These systems aim to force rich countries to implement real carbon reductions. But critics complain that they allow countries to avoid improving energy efficiency at home, and that the projects target easy savings rather than encouraging investment in new technologies.


Still, progress so far looks impressive. Around 4,000 CDM and JI projects are planned or in place, mostly funded by private investors in the European Union (EU) and Japan. Not all will work out, but if they did they could save the equivalent of 2.2 gigatonnes of carbon dioxide ? around seven times the amount that the EU needs to save by 2012.


These mechanisms will be needed. Many Kyoto countries, including Canada, Japan and several EU members, are lagging well behind target, and face an enormous effort to catch up.


The reasons vary. Japan's growing industry is emitting 8% more greenhouse gases than in 1990, so now needs a 14% cut by 2012. In Canada, changes of government and the desire to profit from oil deposits in Alberta, have led to Kyoto slipping off the agenda. In March, it became the first country to say that it probably will not meet its 2012 target.


Italy, Spain, Austria and Finland are also having trouble, so as the 2012 date gets closer, many will be looking to buy credits to make up the shortfall. One potential bump in the road is that Russia and Ukraine, whose emissions went down sharply after the political and economic collapse of the Soviet Union, are likely at some point to sell their surplus allowances. If they sell too much too fast, the price of carbon could drop drastically.


Another problem is that it is not clear how Kyoto will determine who has met their targets, and what happens to countries that have not. The rules say that countries missing their targets will be suspended from carbon trading and must make up the shortfall, plus a 30% penalty, in the second commitment period after 2012. But the Kyoto compliance committee has not yet decided how to measure countries' carbon emissions, or how to enforce measures on those that do not comply. It has not even issued an early warning to countries running the risk of falling short.


With so much uncertainty, it is unclear whether countries will have an incentive to make the tough decisions needed to hit targets. Emission assessment and compliance will both be discussed in Nairobi next week. But a post-2012 negotiating session is not even on the agenda.


Fed up with the murkiness, some climate-policy analysts now argue that the Kyoto Protocol is not worth continuing with, preferring to look towards a new type of agreement that would have the support of more regions and countries, especially the United States. But whether it survives or not, the treaty is set to provide a solid foundation for future agreements on climate.
Quirin Schiermeier

Como siempre que aparece un informe sólidamente argumentado a favor de tomar medidas drásticas para reducir los gases de efecto invernadero, no tardan en aparecer las críticas. Esta vez las críticas se han centrado en que el coste del cambio climático si no se toman medidas (Business-As-Usual, BAU, en inglés) está calculado muy por encima del real porque los valores empleados para los cálculos no son correctos, o porque se han subestimado el papel de determinados factores, o porque es muy difícil calcular el valor de determinados parámetros.

Para poder calcular el coste de un concepto tan abstracto como el cambio climático, para poder saber de que orden de magnitud estamos hablando, no queda más remedio que modelizar, que emplear modelos matemáticos (en este caso el PAGE2002). Ya sabemos todos que cuando se emplean estos modelos hay que simplificar. La realidad es demasiado compleja como para abordarla en su totalidad. Y ya se sabe: si simplificamos, cometemos errores de cálculo. Y de ahí las críticas.

La gracia para modelizar correctamente es disminuir al máximo estos errores provenientes de la simplificación. Cuanto mejor sean los modelos, menor será el desajuste del modelo con la realidad. Sólo así podemos abordar problemas tan complejos como el coste del cambio climático.

El informe Stern modeliza, se aproxima a la realidad desde la modelización y pone números a conceptos complejos. Igual el coste calculado no es exacto, pero estoy convencido que no debe alejarse mucho de la realidad.

¿Que el valor calculado es demasiado alto? Quizás tengan razón. O no ... el desaguisado es enorme, incalculable. El coste de su solución, por fuerza, tiene que ser también immenso.

Elecciones catalanas

Ayer fueron las elecciones catalanas para escoger al 8º President de La Generalitat de Catalunya y al nuevo Parlament. Convergència i Unió (CiU), con 48 parlamentaris (2 más que en las elecciones de 2003), ganó las elecciones, aunque no tiene asegurada la presidencia de La Generalitat. El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), con 37 parlamentaris (5 menos que en las de 2003) queda como segunda fuerza, y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) con 21 (2 menos que los obtenidos en las pasadas elecciones) queda como partido bisagra. Iniciativa per Catalunya - Els Verds (ICV) aumentan 3 parlamentaris (pasan de 9 a 12), el Partit Popular (PP) se queda prácticamente igual (sólo pierde un parlamentari) y entra el partido de izquierdas Ciutadans per Catalunya con 3 parlamentaris.

Podeis consultar todos resultados de forma detallada aquí.

Ahora se abre un escenario de pactos: la llamada sociovergencia (pacto PSC - CiU), una reedición del tripartito (PSC - ICV - ERC) o un gobierno catalanista (CiU - ERC).

Ya veremos por donde salen nuestros políticos. Una cosa es lo que quieren los ciudadanos y otra muy diferente es lo que disponen nuestros políticos ... ¡ya los temo!