miércoles, mayo 31, 2006

Mi nuevo juguete

Hace tiempo que iba detrás de un reproductor mp3. Y ayer, al fín, me lo compré. No quería cualquier reproductor sino el que buscaba uno que cumpliera con cuatro condiciones: (1) que fuera con disco duro, (2) que tuviera una capacidad de, como mínimo, 10 GB, (3) que fuera compatible con Linux y (4) que pudiese reproducir música en formato ogg vorbis.

Las dos últimas condiciones eran esenciales. Que fuera compatible con Linux era fundamental porque es el sistema operativo con el que trabajo desde hace bastantes años. Y que pudiese reproducir ogg vorbis también era muy importante porque buena parte de la música digital la tengo codificada con ese formato. Este formato es bastante superior al formato mp3 porque el muestreo no lo realiza a intervalos regulares, como sucede con la conversión a mp3, sino que lo realiza en función de la cantidad de información disponible por unidad de tiempo. Este muestreo dinámico permite no perder calidad de sonido y generar ficheros de tamaño menor que los generados por la conversión a mp3. A pesar de ser técnicamente superior, es un formato que no está muy implantado en los reproductores de gama media/baja si no que se encuentra en reproductores de gama media/alta. No era fácil encontrar un reproductor que soportara dicho formato a un precio asequible para mi bolsillo.

Gracias a la página de XiphWiki encontré una exhaustiva revisión de todos los reproductores de memoria flash y de disco duro que soportan el formato ogg vorbis. Después de darle muchas vueltas y de mirarme bastantes páginas web con comparativas y análisis de varios reproductores, me decanté por el iAudio X5 20 GB fabricado por Cowon. Es exactamente el producto que estaba buscando. Tiene una capacidad de 20 GB, soporta mp3, wav, ogg y flac, es compatible con Linux, incorpora radio FM, grabador de voz y de radio, visor de fotografías, y permite codificar música a formato mp3 directamente desde un equipo de música externo.

Lo encargué a través de la página web de Pixmania y ayer justo después de comer lo fuí a buscar. Después de cenar, lo saqué de la caja, cargué la batería (que estuvo cargada en sólo 1.5 horas), lo conecté a un puerto USB del ordenador portátil (¡lo reconoció inmediatamente!) y descargué toda mi música digital
en él. Suena de maravilla ... los auriculares son de muy buena calidad, aunque un poco voluminosos para mi gusto. Esta noche pasada ya me he estado deleitando con mi nuevo juguetito ... ¡parezco un niño con zapatos nuevos!

domingo, mayo 28, 2006

Historia de los números

Siempre me han fascinado los números. De pequeño me maravillaba cómo esos diez garabatos, pequeños y simples, tenían tanto poder. Se sumaban, se restaban, podías dividirlos y multiplicarlos a placer sin que se despeinaran.

¿De donde venían estos maravillosos símbolos? ¿Quién los había creado? ¿Cuando habían aparecido? ¿Cómo se contaba antes de su aparición? ¿Todo el mundo usaba los mismos símbolos?

Esa fascinación por los números y sus propiedades aún me dura de mayor. Esta tarde, mientras Bàrbara iba al parque toda ilusionada porque iba a estrenar sus tan ansiados patines en línea que (¡por fín!) le compramos por su octavo cumpleaños junto a su madre, me he dedicado a navegar buscando páginas de internet que satisfacieran mi curiosidad sobre la historia de los números. Extraño entretenimiento para un domingo por la tarde ¿no?

La primera con la que me he topado que me ha gustado lleva por título History Topics: Numbers and Number Theory Index. Fue creada por la School of Mathematics and Statistics de la University of St Andrews de Escocia. En ella se da una breve, pero concisa, historia de los diferentes sistemas numéricos (árabe, egipcio, griego, inca ...), así como la historia de números especiales como son el cero, el infinito y el número pi.

La segunda se titula What's Special About This Number? (Zoology of Numbers). Esta página enumera diferentes propiedades curiosas, y a veces hasta sorprendentes, de los números (naturales y reales) comprendidos entre el 0 y el 500. De los números más importantes, como el cero, explica un poco de historia. Cuenta como curiosidades que el 6 es el número perfecto más pequeño o que 13 es el número de los sólidos de Arquímedes, entre otras curiosidades.

Aunque nada como la página Number de la siempre en desarrollo enciplopedia Wikipedia como para deleitarse en la fascinante complejidad de los números, los diferentes tipos (¿sabíais de la existencia de los números transfinitos? ¿y de los transcendentales? yo los acabo de descubrir ...) y sus propiedades.

De todos los números, siempre me ha llamado la atención el número cero (igual porque en muchas ocasiones me he sentido como uno a la izquierda ...). Encuentro fascinante el concepto de vacío, de la nada, y cómo pudo aparecer este concepto en un mundo donde todo esta lleno de algo. El esfuerzo de abstracción que hubieron de hacer para crear el concepto "cero" tuvo que ser immenso. Hace un tiempo me compré el libro titulado The Book of Nothing del matemático John D. Barrow. Encontré este libro genial, aunque la American Mathematical Society (AAS) lo tildó de demasiado especulativo en su parte final. Este libro me permitió comprender la génesis de dicho concepto y su evolución a lo largo del tiempo. Animado por este libro, me compré un segundo libro: The Nothing That is. A Natural History of Zero del escritor Robert Kaplan. Esta vez, la AAS lo trató mejor, y tuvo buena crítica.

Nunca el concepto de vacío me había llenado tanto ...

sábado, mayo 27, 2006

Al límite de la máquina!

Hace tres días que conseguí llegar a los 120 grados de flexión. Esta pequeña conquista me hace estar contento y aterrorizado a la vez.

Contento porque, poco a poco, voy progresando, y mi rodilla cada vez responde mejor. Cada vez me siento más seguro y me muevo mejor. Ya hace un par de días que por casa me desplazo sin la ayuda de las muletas. Los dos primeros pasos me cuestan porque la rodilla opone cierta resistencia, pero una vez vencida ésta, y con un poco de inercia, casi ando como una persona normal. Y eso me llena de satisfacción. Además, ayer fuí andando (pero esta vez con la ayuda de las muletas) desde el colegio de Bàrbara hasta el instituto. El camino no es largo (unos 20 minutos andando como una persona normal) pero está lleno de pequeñas subidas y bajadas, y algunos escalones. Tardé algo menos de 30 minutos en cubrir el trayecto. Llegué completamente molido (la rodilla me dolía y tuve que sentarme sólo llegar durante un buen rato) pero muy satisfecho. Poco a poco voy consiguiendo normalizar mi vida ...

También estoy contento porque ya he llegado al límite de la máquina que me obligaba a flexionar la rodilla. Y ahí empieza mi terror. El pasado miércoles, cuando los fisioterapeutas vieron que ya no me quejaba cuando la máquina flexionaba mi pobre rodilla derecha y que las facciones de mi cara no mostraban dolor, si no más bien tranquilidad, y hasta cierto hastío, decidieron cambiar de estrategia.

Me pidieron que me tumbara en una camilla boca abajo y que intentara flexionar la rodilla para atrás y que me intentara tocarme el culo con el pie. Cuando llegué al punto de máxima flexión, el fisioterapeuta me cogió suavemente la pantorrilla y me obligó a doblar la rodilla un poco más. En ese punto, el dolor apareció súbitamente y se volvió absolutamente insoportable. Tuve la sensación que me estaban arrancando la pierna de un tirón. Intenté escaparme pero en esa posición estaba totalmente indefenso. Con una mano el fisioterapeuta obligaba a la rodilla a doblarse y, con la otra, me presionaba el glúteo de la misma pierna de tal forma que no podía moverme. No podía escaparme. Intenté contener los gritos de dolor que subían por mi garganta pero, al final, no pude y se me escaparon varios. Al cabo de (para mí) una eternidad, el fisioterapeuta me liberó gradualmente, me dió unos segundos de descanso para que me recuperara y volvió a la carga. Repitió el ejercicio cuatro veces. Al final, me liberó completamente y me dejó boca abajo tendido en la camilla, resoplando y extremadamente dolorido.

Tardé varios minutos en ser capaz de controlar el ritmo de mi respiración y en dominar el dolor. Poco a poco, me fuí dando la vuelta, y me incorporé. Me quedé sentado en la camilla. Alcé la vista y ví las expresiones de las otras personas con las que comparto sufrimientos varios. Eran todo un poema. Las facciones de sus caras variaban entre la compasión (hacia mí) y el dolor.

Ayer viernes volvieron a la carga y salí de la mútua deseando que no llegara el próximo lunes. Como el dolor continúe con esta intensidad no sé si voy a ser capaz de aguantar todo el tratamiento que me queda. Suerte que me queda este fin de semana para olvidar ...

lunes, mayo 22, 2006

A todo trapo: 110 grados

Ya no hay quien me pare. Hoy he conseguido hacer flexionar mi rodilla hasta los 110 grados. ¡Bien! ¡Esto funciona!

Ahora hago sesiones de rehabilitación de 3 horas de duración; desde las 16:45 horas a las 19:45 horas, minuto más minuto menos. Cuando acabe tendré la pierna derecha que no tendrá nada que envidiar a la de Arnold Schwarzenegger ... !Lástima que la izquierda sí que lo tendrá! No se puede tener todo en este mundo ...

Al final de la sesión me aplican 10 minutos de ultrasonidos en la parte final de los cuádriceps, justo donde comienza la articulación de la rodilla. Los ultrasonidos, aparte de proporcionar un calorcito muy agradable y relajante después de castigar la rodilla durante casi tres horas, facilita la rotura de las adherencias fibrosas que se han desarrollado durante el período de inactividad. Y se nota. La primera sesión de ultrasonidos me la aplicaron el pasado viernes, y de ahí mi enorme progreso de hoy. Hoy me la han vuelto a aplicar. A ver que pasa mañana ...

Además, los fisioterapeutas, viendo lo bien que progresa mi rodilla, me han dicho que empieze con ejercicios nuevos. Estos ejercicios están encaminados a recuperar la masa muscular de los cuádriceps. Por cierto, después de la primera sesión, los tengo bastante doloridos y necesito de las muletas para caminar ...

¡Ah! se me olvidaba: mi chófer particular, mi James temporal, tiene pluriempleo. Cuando me ha recogido para llevarme al centro donde hago la rehabilitación no llevaba flores, pero cuando he subido al tulli-minibús para que me llevara de vuelta a casa, si que transportaba. Casi medio transporte lleno geranios de todos los colores imaginables. Cuando ha visto mi cara de sorpresa, ha intentado balbucear una excusa sin demasiado éxito. Le he guiñado el ojo en señal de complicidad y le he dicho un par de barbaridades de las mías sobre lo complicado que es vivir con los sueldos de miseria que pagan ... ¡malditos empresarios! ¡ siempre viviendo de los sacrificados currantes! ... ;-)

domingo, mayo 21, 2006

95 grados de flexión y subiendo ...

El pasado viernes salí muy contento de la sesión de rehabilitación. He conseguido llegar a los 95 grados de flexión. Eso sí: totalmente dolorido. Parece que voy progresando poco a poco, pero voy consiguiendo flexionar cada vez más la rodilla. Ahora los fisioterapeutas han decidido que parece que es más efectiva la máquina de flexión que los ejercicios de 'obligatoriedad' que me aplican ellos ... o de momento, parece que tolero mejor el dolor de la primera forma que de la segunda. Pero el dolor no hay quien me lo quite ...

Ahora ya me atrevo a moverme por casa sin muletas. Ayer hice la prueba y me defendí bastante bien. Necesito espacio a mi alrededor porque no consigo andar derecho si no que voy dando tumbos. Parezco un marinero moviéndome por la cubierta de un barco en plena tempestad o un borracho que ha empinado demasiado el codo. La rodilla respondió bastante mejor de lo que yo me esperaba ... aunque al final del día la tenía totalmente resentida por el esfuerzo y la falta de costumbre de que soportara plenamente el peso de mi cuerpo. Hoy me he levantado aún con dolores, y he decidido moverme con las dos dichosas muletas. Mejor no forzar la rodilla .. no sea que por ir demasiado deprisa la vuelva a fastidiar.

Como cada día, el viernes me pasó a recoger el mini-tullibús. Conforme me fuí aproximando a él, me percaté que, aparte de mi chófer particular, mi James, había alguien más sentado en los asientos del copiloto. Pensé que mi sueño dorado de tener, de poseer, mi conductor privado se había acabado. La persona en cuestión era un señor de avanzada edad. Me sorprendió ver a un señor tan mayor dentro del transporte colectivo y yendo hacia su primera sesión de rehabilitación. No sé porqué asumí que debía aparentar mucha más edad de la que indicaba su físico y que debía trabajar en alguna profesión bastante dura que lo había castigado mucho. Como veis, soy muy peliculero y con una gran imaginación. Entré en el mini-tullibús haciendo las mil cabriolas habituales para poder dejar las muletas, la bolsa de la ropa y acomodarme en el asiento posterior del transporte, y una vez dentro, saludé al señor en cuestión.

Nos pusimos en marcha, y el señor que para mí aparentaba más edad de la que seguro que tenía empezó a preguntarme que me había pasado. Yo se lo conté (ya tengo el discurso muy elaborado y aprendido), y cuando yo le iba a preguntar que le había pasado a él (mera formalidad entre tullidos pero pobre de tí que no la respetes ...), empezó a hablar con el chófer con mucha familiaridad. Yo pensé que con demasiada familiaridad, pero ya se sabe lo que pasa con la gente mayor ... ¿pero entonces, me pregunté, es tiene la edad que aparenta o no? Justo cuando yo estaba sumido en la confusión total, mi James temporal y el señor apararentemente viejo empezaron a hablar del cargamento de flores que llevaban ... ¿cargamento? ¿flores? ¿qué flores? ¡si yo no había visto nada cuando había entrado! entonces me percaté que nunca miro que hay detrás de mi asiento porque suficiente ya tengo con entrar y acomodarme en el tulli-minibús ...

Giré la cabeza para mirar que había detrás de mi asiento, en el espacio normalmente destinado para poder transportar a dos personas sentadas en sillas de ruedas, y descubrí con sorpresa que esa parte del vehículo era un vergel de geranios rojos, rosas y blancos, petunias, y otras plantas en flor. ¿Qué demonios hacían esas plantas allí? ¿Eran para alegrar el trayecto a los que vamos a las sesiones de rehabilitación? ¿El conductor aprovechaba el viaje y llevaba las plantas a la mútua? ¿Y si era así, qué relación había con el señor que aparentaba más edad de la que yo me pensaba que tenía? El transporte colectivo llevando a un señor mayor, a un tullido y un vergel de plantas. La situación era bastante surrealista, la verdad ...

Me daba mucho reparo preguntar a mi James temporal y al señor aparentemente viejo que hacían esas flores detrás del tulli-minibús, así que decidí ignorar la situación y dedicarme a mirar por la ventanilla del transporte. Total, a mí que más me daba lo que hicieran esas flores allí ...

Justo cuando estábamos llegando al centro donde hago la rehabilitación el chófer y el señor empezaron a hablar de lo que harían después de que me dejaran en mi destino. En ese momento lo entendí todo: el señor aparentemente mayor era realmente mayor ya que era el padre de mi chófer y se dedicaba a vender plantas. Cuando me hubieran dejado en el centro de rehabilitación llevarían el encargo de flores que llevaban a su destinatario, y después volverían a por mí.

Cuando acabé la sesión de rehabilitación volví al tulli-minibús para que me llevase a casa. El señor realmente mayor y el cargamento de flores de la parte posterior del vehículo habían desaparecido, y en su lugar, había otras flores diferentes a las primeras puestas a los pies del asiento del copiloto. Supuse que el conductor debía transportar un segundo encargo a otro destinatario ... llegué a la conclusión que el conductor del tulli-minibús debe aprovechar el transporte colectivo para sacarse un dinerillo extra transportando flores para su padre ... o igual sólo lo hace como un favor y no recibe nada a cambio ... no se. Prefiero no imaginarme nada más ...

De todas formas, si el transporte de flores se continúa repitiendo igual le digo que me venda un par de plantas ... igual me hace un buen precio ...

jueves, mayo 18, 2006

Bàrbara se va de colonias

Ayer, Bàrbara se fue de colonias con la escuela hasta el próximo viernes por la tarde. Se ha ido a una casa de La Bisbal de L'Empordà (Girona). Se van de colonias cada dos años. Por tanto, son sus segundas colonias. Para ella, estas colonias son toda una aventura. ¡Dos noches durmiendo fuera de casa! Y lo mejor: ¡sin el control materno/paterno!

Esta última semana ha sido increíble: preparativos de todo tipo - pilas nuevas para su linterna, que ropa se llevaría, en que mochila (¿cabría todo en esa mochila roja tan chula o tendría que llevarse esa bolsa gris que no le gusta nada?) -, nervios, ansiedad, sueños en voz alta.

Normalmente hay que insistir un poco para que se despierte porque el sueño no le deja abrir los ojos, pero ayer se despertó ella sola a las siete de la mañana. No quiso desayunar. Los nervios se la comían viva. Después de discutir conseguimos que se bebiera el tazón de leche con Cola-Cao. Del zumo de naranja y de las galletas no quiso saber nada. Sólo tenía en su cabeza acabar de meter dentro de la mochila el cepillo de dientes, el dentrífico y demás utensilios de higiene, cerrarla e irse a descubrir este ancho mundo. Cuando se cargó la mochila a la espalda no podía con ella. ¡Casi era más grande la mochila que ella!

Fuimos al colegio a despedir el autocar. Una vez se acomodó en su asiento nos dijo adiós con la mano repetidas veces. Su cara era pura alegría. ¡Por fin había llegado ese día tan ansiado! Mientras el autocar se iba calle abajo con los niños, maestras y monitores hacia su tan soñadas y ansiadas colonias, a mi se me hizo un nudo en la garganta de la emoción. Ya la empezaba a extrañar.

La mañana transcurrió velozmente. Estuve en el instituto liquidando miles de problemas urgentes, y por la tarde, me pasó a buscar mi tulli-minibús particular para llevarme a rehabilitación.

Sobre las ocho de la tarde llegué a casa. Al entrar, la casa se me hizo enorme. Habitualmente, cuando entro en casa oigo un: ¡¡Hola papá!! sabes que? hoy ... y me cuenta sus aventuras y desventuras del día. Es genial. Y me encanta. La ves crecer a diario. Ayer, al entrar, el silencio era atronador. Y se me volvió a hacer un nudo en la garganta.

Cenamos poco después sin los gritos, las amenazas ni las salidas de tono que acostumbran a amenizar nuestras veladas. En poco tiempo tuvimos toda la cocina recogida y estábamos sentados en el sofá frente al televisor. Se me hizo muy extraño. Siempre estás soñando en el día que podrás estar tranquilamente en tu casa sin tus hijos, las miles de cosas que harás, los sitios a donde irás, y cuando llega ese día, no paras de mirar alrededor tuyo porque te falta algo ... Sólo hay quietud y silencio a tu alrededor. Demasiada quietud y silencio ...

Ya tengo ganas que llegue mañana por la tarde. Tengo ganas que me sature con sus miles de preguntas, gritos e inquietudes ... la añoro demasiado. Igual es que soy un padre demasiado sentimental.

90 grados y otras conquistas

La vida está llena de pequeñas conquistas que, muchas veces, nos pasan desapercibidas. Las prisas, el aburrimiento de la rutina y la costumbre no nos permiten apreciar pequeños gestos y eventos que nos suceden y que son lo que le dan un toque especial a la vida. Sólo en circunstancias en las que no podemos realizar esas conquistas diarias nos damos cuenta de su existencia ...

Para mí, una de esas conquistas es la ducha. Desde hace una semana ya me puedo duchar de pie, como cualquier hijo de vecino. Hasta hace una semana, entrar en la bañera era una auténtica pesadilla ya que lo tenía que hacer con la ayuda de las muletas. Una vez situado en el borde exterior de la bañera tenía que suspender todo mi cuerpo de las dos muletas, y mediante un complejo movimiento equilibrista, levantar primero la pierna sana y, después, la pierna derecha de forma rígida porque no podía dobla la rodilla, para poder superar el borde de la bañera, y entrar dentro de ésta. No os podeis imaginar lo complicado que puede ser superar un obstáculo de unos 40 cm de alto cuando no puedes flexionar una rodilla ni apoyar en el suelo la pierna. Una vez dentro, y siempre con la ayuda de las dichosas muletas, giraba 90 grados y como podía me sentaba en el suelo de la bañera. Y sólo después de todas estas filigranas equilibristas conseguía ducharme. La salida de la bañera aún era más complicada porque el fondo de ésta estaba mojada y con restos de jabón, lo que la convertía en una auténtica pista de patinaje ...

Ahora todo esto se acabó hace una semana. Ahora ya flexiono lo suficiente la rodilla como para levantar el pie del suelo y superar sin problemas el borde la de bañera. También me siento lo suficientemente seguro como para apoyar mi pierna lesionada los instantes necesarios como para poder entrar el otro pie dentro de la bañera. El resto es pan comido.

El poder entrar y salir de la bañera, y poderme duchar como antes, es, para mí, toda una conquista hacia la normalidad anterior del accidente.

Otra conquista es la de disponer de mi propio chófer. Un sueño que tenía de forma recurrente cuando era pequeño era que me veía siendo un adulto saliendo de mi casa y encaminándome con paso tranquilo, hacia un Rolls-Royce negro azabache e impoluto, donde un chófer perfectamente uniformado me abría la puerta. Una vez acomodado dentro del coche, el chófer cerraba la puerta con suavidad, ponía en marcha la radio (en esa época aún no había CD's) y se oía de música de fondo alguna cantata de Juan Sebastian Bach (la música de Mozart no me parecía adecuada, y no me pregunteis porqué). El Rolls-Royce se deslizaba por las calles de Barcelona muy suavemente y yo disfrutaba de lo lindo de la música y de los diferentes paisajes arquitectónicos que veía desde la ventanilla. Delirios de grandeza infantiles ...

Pues desde hace también una semana lo he conseguido ... aunque no es exactamente como lo había imaginado. Desde hace una semana, el tulli-minibús solo me recoge a mí. Se ve que los dos otros tullidos temporales con los que compartía transporte hacia el lugar donde realizamos los ejercicios de rehabilitación ya no lo necesitan. Ya pueden llegar al centro por su propio pie. Esto tiene la ventaja que le puedo pedir donde quiero que me recoja, lo que me permite bastante libertad de movimientos. Sobre las 16.15 horas, minuto más minuto menos, el tulli-minibús se presenta a la dirección convenida el día anterior para llevarme al centro de rehabilitación. El chófer, en cuanto ve que me aproximo al vehículo, baja rápidamente y me abre la puerta lateral para que yo pueda entrar. No lo hace porque sea su obligación si no porque yo no tengo suficientes manos para lidiar con la bolsa donde llevo la ropa deportiva para hacer los ejercicios de rehabilitación, las dos muletas y la puerta del coche. Una vez me he acomodado dentro del tulli-minibús, el chófer cierra la puerta de un golpe seco (cualquier día me romperá el tímpano de la oreja derecha por culpa de la onda sónica que se genera al cerrar la puerta del coche), entra él, y conecta la radio. La música que sale de ese infernal aparato no es una cantata de Bach, ni siquiera música clásica, sino alguna canción estridente que en esos momentos están pinchando en los Cuarenta Principales. Evidentemente, la música no está a un volumen razonable sino que está puesta para que la oigan los sordos. Nunca consigo acordarme coger los tapones antes de salir de casa ... igual de esta forma conseguiría oir la música a un volumen más razonable. El trayecto hacia el centro de rehabilitación es toda una epopeya. El chófer del tulli-minibús es un conductor compulsivo. Está cambiando constantemente de carril, acelerando y frenando de forma brusca, y pitando a quien se le ponga por delante, con tal de avanzar lo más rápidamente posible. No hay manera de ver nada por la ventanilla del mini-tullibús. Suficiente ya tengo con sujetarme para no ir dando bandazos dentro del vehículo y salir peor de lo que he entrado. Este estilo de conducción me pone muy nervioso ... con lo tranquilo que soy yo ...

No es un Rolls-Royce negro azabache e impoluto si no un tulli-minibús de color indefinido por culpa de la ingente cantidad de polvo acumulada en la chapa. No me encamino hacia él con paso suave si no que voy dando saltitos ayudándome con dos muletas. No me espera un chófer perfectamente uniformado si no un hombre normal y corriente. No suena Juan Sebastian Bach si no el famosillo de turno de los Cuarenta Principales. El chófer no conduce de forma suave sino que diariamene corre el Rally París-Dakkar por las calles de Barcelona ... pero tengo chófer propio. Aunque sea temporal ...

Quien no se consuela es porque no quiere!

Y mi conquista más importante la dejo para el final. Ayer conseguí flexionar la rodilla hasta los 90 grados. Y eso me hizo muy feliz. Poco a poco voy progresando. Entre la máquina que me obliga a flexionar la rodilla (que por cierto se llama Artromot K-2, y de la que os dejo una foto [www.kinessonne.com] que he encontrado navegando para que os hagais una idea de como es) y el fisioterapeuta voy rompiendo las adherencias fibrosas que se han generado en los músculos por la falta de actividad.Ahora empiezo a ver que las lágrimas, gritos y lamentos sirven para algo ...

jueves, mayo 11, 2006

Que dolor!

Hoy he dejado de ser un hombre biónico. El traumatólogo me ha dicho que no hace falta que use las férulas articuladas que me limitaban el movimiento de la rodilla. Además, ha estado hablando con los fisioterapeutas con los que hago la rehabilitación y les ha ordenado acelerar la recuperación de la movilidad de la rodilla ... y dicho y hecho. Jose, uno de los fisioterapeutas, ha 'obligado' a mi rodilla a doblarse y ha conseguido hacerme saltar las lágrimas de dolor. Viendo lo mal que lo pasé, ya me ha sugerido que intente tomarme algún calmante antes de iniciar la sesión de rehabilitación. ¡Dios! que miedo ...

Aún estoy dolorido y eso que ya han pasado varias horas desde que he hecho la rehabilitación... y no quiero ni pensar lo que me espera en los próximos días ... esto va a ser muy duro ... mucho más de lo que me pensaba ...

miércoles, mayo 10, 2006

Por una muerte digna

Ayer, en Barrapunto leía una pequeña nota (y el inmenso debate posterior) sobre la muerte del pentapléjico Jorge León Escudero. La nota también daba el enlace del blog donde esta persona desgranaba sus pensamientos. Simplemente desgarrador.

¿Cómo puedes obligar a vivir a alguien cuando no quiere? ¿No somos adultos y, por tanto, responsables de nuestras decisiones? Entonces somos plenamente propietarios de nuestra vida y tenemos derecho a decidir cuando puede finalizar. Solo faltaria ... Estoy harto de que nos impongan la maldita moral cristiana a los que no somos creyentes.

Por una vida, y sobretodo, por una muerte dignas.

domingo, mayo 07, 2006

Van Morrison, Errol Garner, Stan Getz y Billie Holiday ...

Hace algún tiempo se emitía los sábados de 3 a 4 de la tarde en la programación catalana de la Cadena Ser un programa de radio que se llamaba L'Oncle Swing (El Tío Swing). Durante los veranos, el programa pasaba a llamarse La Rebosteria de l'Oncle (La Despensa del Tío). Estuvo bastantes años en antena (no me acuerdo de cuantos, pero fueron muchos) hasta que el conductor del programa (L'Oncle) se saturó y lo dejó.

Hacía el programa de forma altruista (no percibía salario alguno, sólo le pagaban los CD's en los que grababa el programa). En él, cocinaba a fuego lento (así lo decía) blues, jazz, swing e incluso algún suave funky (como L'Oncle los solía etiquetar) mezclados con cortos e ingeniosos monólogos, llenos de ironía y mirada crítica hacia el mundo que nos envuelve. Muchas veces, más que un programa de música parecía un programa de recetas culinarias auditivas ...

Tenía una cuenta de correo electrónico a la que solía solicitar a la audiencia comentarios, críticas y sugerencias al final del programa que acababa de cocinar. Una vez me atreví a escribirle (me acuerdo que le solicité una canción negra como el chocolate), pensando que no obtendría respuesta, y al cabo de poco tiempo, recibí contestación. Me ofreció un par de piezas de Billie Holiday que no consigo recordar. Me las recomendaba por negras (como la piel de Billie) y por amargas (por la letra). A partir de ese día nació una amistad electrónica, a mitad de camino entre la música y la cocina.

Un día, navegando por entre la inmensidad de las redes P2P (esas que están tan mal vistas y que intentan suprimir a toda costa los grandes poderes de la, para mí, mal llamada indústria musical, aunque por suerte, no lo consiguen) encontré una canción de Ella Fitzgerald titulada Só Danço Samba. La primera vez que la escuché la encontré deliciosa. Es una de esas canciones que te levantan el ánimo por la frescura y el buen humor que destila. Empieza cantando Ella Fitzgerald como quien no quiere la cosa, y progresivamente se van añadiendo los demás músicos. Al mismo tiempo que Ella va cantando, se va riendo porque alguien debía estar haciendo bromas. Al final consigue que tu también sonrías ... siempre que la oigo no puedo evitar cerrar los ojos imaginándome la escena ... La intensidad de la canción va subiendo progresivamente hasta llegar al paroxismo al final de ésta.

Se lo comenté a L'Oncle, y me dijo que (¡cosa rara!) no la conocía. Inmediatamente se la hice llegar. A los pocos minutos, me envió un correo electrónico con todos los detalles del disco al que pertenecía dicha canción. El disco era Ella & Duke at The Côte D'Azur. Al día siguiente me envió otro correo comentándome que había localizado el disco en cuestión, y organizó una kedada para intercambiar discos y conocernos. El encuentro se llevó a cabo en un bar situado en el principio de la Rambla Catalunya. Ni que tiene que decir que la velada fue deliciosa. Descubrí que detrás del personaje de L'Oncle Swing se ocultaba un alto funcionario de la Generalitat del último gobierno de Jordi Pujol, posteriormente defenestrado (injustamente, creo yo) con la entrada del gobierno socialista de Pascual Maragall. Todo un personaje que me sorprendió muy gratamente ... me acompañó a casa, y hablando de nuestras respectivas ocupaciones profesionales descubrimos que trabajábamos en campos afines. ¡Las vueltas que da el mundo! ... ¡Y lo pequeño que es!

¿Y a que viene todo este rollo? pues gracias a L'Oncle Swing y a su programa radiofónico amplié mi espectro musical. Gracias a él descubrí músicos de la talla de Errol Garner, Billie Holiday, Stan Getz y Van Morrison. Yo siempre he sido un enamorado de las canciones de Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, y normalmente no salía de ese campo. El programa de L'Oncle me mostró otros mundos, otras galaxias musicales y me enseñó a apreciarlos y disfrutarlos.

Debido a mi insomnio, recientemente adquirido en contra de mi voluntad, me paso bastantes horas dando vueltas en la cama. Hasta hace bien poco durante mis horas de vigilia obligada se me comían mis fantasmas nocturnos, pero ahora los combato dedicándome a escuchar música. Desde hace unas cuantas noches que sólo escucho a esos músicos que me descubrió L'Oncle. Discos como Into the Music, Moondance o Magic Time de Van Morrison están consiguiendo que, lo que hasta ahora eran horas y noches interminables, sean un remanso de paz y placer. Sobre las cuatro o las cinco de la madrugada, me pongo los auriculares y dejo que sus canciones me mezcan suavemente y me transporten a mundos imaginarios que nunca son los mismos ni acaban de estar bien perfilados. Cuando me levanto de la cama nunca consigo recordarlos y sólo me quedan vagas impresiones pegadas en la piel ... El eterno optimismo del piano de Errol Garner o del saxofón de Stan Getz me animan durante las últimas horas de la madrugada, y me permiten levantarme con una media sonrisa, preparado para afrontar el nuevo día que comienza. De Stan Getz sólo conocía sus adaptaciones de la música brasileña de Antonio Carlos Jobim, João Gilberto y de la esposa de éste último, Astrud Gilberto (¿quien no conoce The Girl of Ipanema y todas sus múltiples versiones?), pero discos como West Coast Jazz o Stan Getz And The Oscar Peterson Trio me permitieron descubrir (¡y disfrutar!) las facetas más jazzísticas de dicho artista absolutamente desconocidas para mí. La voz siempre emocionada de Billie Holiday acostumbra a poner el punto y final a mis largas noches sin sueño. Su voz siempre me da un poco de calidez a mi cuerpo, aún resentido por la falta de sueño ...

Muchas gracias Oncle Swing por abrirme nuevos horizontes musicales ...

viernes, mayo 05, 2006

Rehabilitación

Ya llevo una semana realizando ejercicios para recuperar la movilidad de la rodilla. Los ejercicios los hago en la sala de rehabilitación que tiene la mútua, y me martirizan durante dos horas diarias, de cinco a siete de la tarde, minuto arriba, minuto abajo.

Como mi movilidad es reducida (aún voy con las dos muletas y no puedo apoyar el pie en el suelo) solicité que el transporte de la mútua pasase por mi casa, a recogerme y traerme de vuelta. La mútua lo llama el 'transporte sanitario colectivo' ... yo lo llamo el 'tulli-minibús', el minibús de los tullidos ... ¿a que no sabeis porqué?

Justo cuando entré en el tulli-minibús la primera vez provoqué una reorganización interna completa. Como no puedo doblar la pierna, las dos personas que estaban sentadas en la segunda fila de asientos tuvieron que pasarse delante, con el conductor. Ellos ya podían sentarse como personas normales ...

La primera conversación que mantuvimos fue: Que te ha pasado? Que me rompí la tíbia, el peroné y el astrágalo por culpa de una caída. Me operaron, me pusieron tres clavos, y ahora estoy haciendo rehabilitación, en espera de que me los quiten ... ¿y a tí que te paso? pues que me rompí las mesetas tibiales y casi me arranqué las espinas donde se insertan los ligamentos cruzados. ¡Ay que daño! y como te lo hicistes? ...

Con la ida y la vuelta de la mútua, estoy haciendo un curso acelerado de anatomía de las extremidades inferiores. ¡No quiero ni saber lo que sabré cuando acabe la rehabilitación!

Comparto el tulli-minibús con un chico rumano, conductor profesional de autobuses internacionales, que se partió la tibia y el peroné, y con un joven chico español, montador de grandes instalaciones frigoríficas, que se rompió el peroné al caer de un andamio. El primero lleva quince años viviendo en un pueblo cerca de Barcelona y me contó los grandes problemas que tiene en los pasos fronterizos debido a que muchos narcotraficantes de poca monta se dedican a pasar maletas llenas de hachís. Me dijo que, incluso llegó a pasar un día en el calabozo de la policía francesa por culpa de un malentendido ... ¡escalofriante! El chico montador me explicó el funcionamiento interno de algunas grandes empresas alimentarias en las que él ha montado grandes cámaras de refrigeración. Lo cuenta con una pasión que incluso me dan ganas de salir del tulli-minibús en ese mismo instante y acompañarlo a montar cámaras en el fin del mundo ...

Durante las dos horas de rehabilitación me dedico a hacer ejercicios de musculación (primera hora), para recuperar masa muscular sobretodo a nivel de cuádriceps, y ejercicios de flexión (segunda hora). Los ejercicios de flexión consisten básicamente en atar el pie derecho a una máquina, la cual va empujando progresivamente la pierna para obligar a la rodilla a flexionarse. Más que una máquina para flexionar la rodilla parece un aparato de tortura de cuando la Santa Inquisición campaba a sus anchas por el Reino de España durante el siglo XV. El nivel de empuje se regula a partir de los grados que quiere que se flexione la rodilla, y los grados los controlamos a medias entre los fisioterapeutas, que quieren que la flexione mucho, y mi capacidad de soportar el dolor. Empecé con 30 grados de flexión y ahora ya estoy en 50 grados ... lo que no está mal, ¿no?

Las malas noticias me las han dado hoy ... me ha dicho los fisioterapeutas que tengo, como mínimo, para 8 meses de rehabilitación ... esto va a ir más lento de lo que yo esperaba ... ¡desesperante!