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jueves, marzo 08, 2007

Album electrónico de la ciudad de Nueva York

Leyendo el periódico New York Times he encontrado una perla. Su sección Store ofrece un libro titulado New York: 365 days por 29.95 $. El libro contiene 365 fotografías de Nueva York desde 1850 hasta la actualidad. Toda una gozada ...

La misma página tiene un enlace que permite ver algunas de las fotografías. Es una forma genial de viajar virtualmente a través del espacio y del tiempo ...

martes, diciembre 12, 2006

Los Niños de Llullaillaco

Paseando por la plaza de 9 Julio de Salta, Juan José y yo nos dimos cuenta que, en la parte izquierda de la plaza mirando a la catedral, había un edificio muy nuevo y cuidado. Nos acercamos para ver de que se trataba, esperando encontrar un hotel de nuevo cuño, y nos llevamos la grata sorpresa de ver que en él se ubicaba el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) de la ciudad de Salta.

No hemos perdido la oportunidad y nos metimos para ver que nos deparaba este museo. Resulta que el museo está íntegramente dedicado al fenomenal descubrimiento arqueológico realizado en 1999 en la cumbre del volcán Llullaillaco, a algo más de 6,700 m de altitud. Allí se encontraron tres tumbas que contenían tres niños incas momificados, cada uno junto a un impresionante ajuar. Aquí podeis leer y ver algunas de las piezas que contiene el Museo. El descubrimiento fue realizado por el arqueólogo Johan Reinhard en una expedición conjunta americana-argentina-peruana. Aquí podeis leer una entrevista que le realizó National Geographic como consecuencia de dicho descubrimiento, y aquí podeis ver un video (de bastante baja calidad, por cierto) donde se ve el momento del descubrimiento de una de estas tres momias.

Las tres momias pertenecen a dos niños (de 6 y 7-8 años, respectivamente) y a una niña de unos 15 años de edad.

Los incas consideraban sagradas a las montañas, porque mantenían que los dioses habitaban en sus cumbres. Así, de vez en cuando, se les ofrecían sacrificios humanos. Según se puede ver en el Museo, los tres niños procedían de familias nobles incas que fueron sacrificados como ofrenda a los dioses de las montañas. Aparentemente, y según diversas crónicas que han llegado hasta nuestros días, los niños habían salido de Cuzco (la antigua capital inca situada en el actual Perú) y viajaron durante casi un año antes de llegar al volcán Llullaillaco. Una vez allí, fueron emborrachados y, adormecidos, fueron depositados en tumbas excavadas a 1.5 - 2 m de profundidad, donde murieron por congelación. Diversos análisis forenses (y en el Museo se puede ver un completísimo reportaje audiovisual de más de una hora de duración) demostraron que los niños no sufrieron ningún tipo de agresión física, lo que confirmaría la hipótesis del emborrachamiento.

El descubrimiento, desenterramiento y posterior traslado de las momias a la ciudad de Salta no estuvo exento de polémica. Los aymaras (descendientes de los antiguos incas) que viven en la región del Llullaillaco consideraron que el desenterramiento y traslado de las momias era un auténtico sacrilegio. Los aymaras aún consideran a las montañas sagradas, y que los dioses continúan habitando en la cima de éstas. Por tanto, el traslado de las momias implica que, de alguna forma, están agraviando a los dioses que moran en las montañas, y que eso, les puede traer mala suerte para con sus cosechas y sus famílias.

En el momento del descubrimiento, los aymaras se organizaron para protestar por el traslado de las momias a la ciudad de Salta e intentaron que éstas fueran devueltas a la cumbre del Llullaillaco, pero sin éxito. El Museo contiene varios audiovisuales donde se trata el tema del traslado y de la conveniencia de exponer al público dichas momias tanto desde el punto de vista de los aymaras como desde la óptica de varios científicos. Los audiovisuales tratan el tema con una delicadeza exquisita y no toman partido por ningún punto de vista. Dejan al espectador que saque sus propias conclusiones, lo que me gustó enormemente.

El Museo no es muy grande pero lo encontre genial. Está magnificamente organizado, es extremadamente riguroso en el plano científico y lo encontré muy respetuoso con las momias. Salimos del Museo absolutamente encantados ...

Por cierto, aquí podeis encontrar un completo estudio radiológico de las tres momias. Más información sobre éstas la podeis leer en Wikipedia (¡como no!)

lunes, diciembre 11, 2006

El Salar del Rincón: mi viaje iniciático a la Puna argentina

Por fín he subido a la Puna argentina. Por fín he podido gozar de ella. La verdad es que ha sido bastante duro porque he estado metido 17 horas dentro de una pick-up, sentado y dando tumbos, y he salvado un desnivel de algo más de 3,400 m en un solo día, pero ha valido la pena ... Necesitábamos subir para hacernos una idea del salar. Bueno, la verdad era que yo necesitaba ver un salar. Juan José lleva algo más de 15 años estudiándolos y se los conoce como la palma de su mano. Llevábamos algo más de una semana estudiando unos sondeos del Salar del Rincón, y yo tenía bastantes problemas para entender cómo funcionaban los diferentes procesos sedimentarios en este tipo de ambiente sedimentario. Nunca había visto un salar ... sólo lo que conocía por la bibliografía científica existente. En geología, hay que ver el campo para entender cómo funcionan los procesos geológicos. Por mucho que te los expliquen, los geólogos necesitamos ver la zona de donde proceden las muestras que studiamos para hacernos una idea clara de que es lo que pasa en esa región.

Salta está situada a 1,200 m de altitud, sobre la parte distal de un gran cono aluvial. Este cono aluvial es uno de los que conecta la siempre impresionante cordillera de los Andes con la inacabable llanura de El Chaco. La carretera que sube a la Puna asciende suavemente por el cono hasta encontrar los primeros contrafuertes de los Andes, a una hora de viaje de Salta. A partir de ese punto, la carretera asfaltada de convierte en una polvorienta y pedregosa pista e inicia la primera ascensión importante hacia las nubes. A pesar de llevar los cristales del coche bien cerrados, la carlinga se llenó inmediatemente de una neblina blanquecina procedente del polvo de la pista. En ese punto, Pablo y Andrés, los dos geólogos argentinos que nos acompañan a Juan José y a mí, sacaron de debajo del asiento del coche una bolsa de color verde llena de hojas secas. Cogieron unas cuantas y se las colocaron dentro de la boca, entre la mejilla y los dientes. Fueron repitiendo la operación hasta formar una bola de un tamaño considerable. Así que estas deben ser hojas de coca, pensé. Se lo pregunté y me contestaron afirmativamente. ¿Quieres?, me preguntaron. No gracias ... no lo necesito. Coca, coca ... me daba respeto, mucho respeto.

La pista seguía un trazado muy sinuoso, entre montañas imponentes y llena de curvas de casi 180 grados, donde veías como íbamos subiendo a muy buen ritmo. Con cada curva ascendíamos, como mínimo, la altura de la pick-up. El paisaje que se fue abriendo ante mí era espectacular. De una grandiosidad indescriptible. No paraba de mirar de un lado para otro de mi ventanilla del coche porque me costaba acostumbrarme a esas dimensiones tan gigantescas. No conseguía abarcar el paisaje de una sola mirada. No me cabía en los ojos.

Al cabo de unas tres horas, la pista se convirtió otra vez en una magnífica carretera asfaltada, el paisaje se allanó y las montañas se convirtieron en elementos alejados del paisaje. Las curvas casi desaparecieron así como esas enormes pendientes que hasta ese momento habían caracterizado a la pista. La carretera se volvió horizontal. Habíamos llegado al primer rellano que separa los pre-Andes de los Andes auténticos. Yo hacía un rato que me sentía raro ... la respiración se me había acelerado ligeramente sin que me diera cuenta y me sentía algo mareado. Cuando giraba la cabeza el mundo tardaba unos milisegundos en situarse. ¿A que altura estamos?, pregunté. A unos 3,100 m me contestó Pablo. Comprendí que el mareo y la aceleración en la respiración eran consecuencia de la altura. Y aún quedan más de 1,000 m por subir ... ese pensamiento me preocupó. Si a esa altura ya me encontraba así me daba pánico saber cómo podría responder mi cuerpo cuando estuviese a sobre los 4,000 m de altitud. No me lo pensé. Pablo, ¿puedo mascar un poco de coca? Pablo y Andrés se cruzaron una mirada cómplice y, sin decirme nada, me pasaron la bolsa verde. Andrés me explicó cómo debía colocarme las hojas en la bosa, y cómo debía ir mascándolas. Debía dejar que mi saliva las fuera impregnando y, de vez en cuando, darles un par de mordiscos para facilitar la extracción de los diferentes alcaloides que contienen las hojas. Mi primer encuentro con las hojas de coca no fue muy agradable ... me costó colocarme correctamente las hojas en el carrillo y los primeros mordiscos fueron bastante desagradables, porque las hojas no se estaban quietas y casi me las trago. Después de un par de arcadas de rigor conseguí pillarles el truquillo.

No se cuanto tiempo transcurrió antes no abordamos la segunda gran ascensión hacia el cielo.La carretera volvió a pegarse a las montañas, a volverse sinuosa. Fuimos subiendo hasta que llegamos al alto del Chorrillo, a 4,560 m de altitud. Llevábamos algo más de cinco horas de viaje. Pedí a Pablo que parase en el alto porque quería hacerme la foto de rigor. Nunca había estado a tanta altura. Aquí os la dejo.
















A partir de este punto la carretera vuelve a convertirse en una pista pedregosa y desciende hasta situarse a unos 3,800 m de altitud. La pista nos jugó una mala pasada rebentándonos una de as dos ruedas traseras. Pablo y Andrés se afanaron a cambiarla mientras nosotros nos dedicamos a mirar. Cuando acabaron los dos resoplaban como dos locomotoras desbocadas debido al esfuerzo realizado. Una cosa es cambiar una rueda del coche a nivel del mar y otra completamente diferente es cambiarla a 3,800 m de altitud!

Aprovechando el parón momentáneo me dediqué a hacer fotografías como un poseso. Había decidido que si no me cabía el paisaje en el objetivo de la cámara, iría haciendo fotografías secuenciadas hasta que entrase. Y he aquí el resultado:


Aún tardamos algo más de una hora para llegar a San Antonio de los Cobres, el principal pueblo de la zona. Repostamos gasolina y continuamos nuestro viaje sin parar. Aún quedaban un par de horas de trayecto antes de llegar a nuestro destino final. Por aquel entonces ya le había cogido afición a eso de mascar coca. Me encontraba mejor. El mareo no había desaparecido completamente pero estaba bajo unos parámetros totalmente controlable y mi respiración continuaba acelerándose se hacía un esfuerzo más grande de lo normal.

Lo que más me maravillaba era lo cerca que parecían las montañas y lo lejos que realmente estaban. Daba la sensación que si estiraba la mano por fuera de la ventanilla del coche llegaría a tocarlas sin esfuerzo. Juan José me explicó que esa percepción era debido a la ligereza y transparencia de la atmósfera. De hecho sólo teníamos encima de nuestras cabezas dos tercios de la atmósfera a la que estábamos acostumbrados lo que implicaba que el aire era mucho menos denso. Además, la región es extremadamente árida, lo que implica una baja humedad. Ambos factores combinados daban como resultado que fuésemos capaces de ver mucho más lejos que lo que estamos acostumbrados y a que los objetos pareciesen mucho más cerca de lo que realmente estaban.

Al final llegamos a un pequeño pueblecito (cuyo nombre no he conseguido retener ...) situado al sur del Salar del Rincón, nuestro objetivo. Hicimos una pequeña parada para comer alguna cosa (no mucho según me recomendaron Pablo y Andrés), coger unos bocadillos de carne que nos prepararon allí mismo, y otra vez en marcha.

El salar es realmente espectacular. Juan José me contó que no es de los más grandes que ha visto. Es de tamaño mediano. Tiene unos 40 km de ancho por otros tantos de largo. Os dejo aquí la imagen del salar tal y como se puede ver en Google Earth.


Tres inmensos volcanes cuaternarios (Pocitos, Del Medio y Tul-Tul). Los tres volcanes superan con facilidad los 5,500 m de altura. Los volcanes estan alineados siguiendo un lineamiento estructural (una falla, para que nos entendamos) cerrando el salar por el sur, mientras que por el norte éste queda limitado por el cono aluvial del Río ... Entramos en el salar por el sur y lo fuimos bordeando en el sentido de las agujas del reloj. Si de lejos impresionan los volcanes no os digo nada cuando estás en la falda de éstos.

Yo siempre me había imaginado que la superfície del salar sería una impresionante costra lisa y blanca de halita. Y no se porqué. Supongo que por analogía a los playa-lakes que se pueden ver desperdigados por las zonas áridas de los Monegros o la Cordillera Pre-Bética española. Nada más lejos de la realidad. Los márgenes si que están formados por una costra lisa y blanca de halita pero, conforme te vas adentrando en el salar, comienzan a aparecer grietas en la superfície blanca las cuales definen estructuras poligonales. Los bordes de estas estructuras poligonales van adquiriendo entidad y, a unos 200 m del borde del salar, las estructuras poligonales han desaparecido completamente para dejar paso a una masa caótica de fragmentos de costra en la que es muy difícil transitar. El color blanco también ha desaparecido para dar paso a un color blancuzco-marronoso. La sal asciende a la superfície del salar debido a la intensa evaporación que existe, lo que provoca una migración del agua y de la sal disuelta en ella por capilaridad. Justo al salir a la superfície, la sal precipita formando eflorescencias muy bonitas de color blanco nuclear. Esto sucede constantemente en los márgenes del salar (ya que allí es donde hay más agua disponible) y muy raramente en el centro de este. Con el paso del tiempo, el constante e intenso viento que siempre sopla allí transporta mucha arena de los alrededores que acaba depositando encima de las eflorescencias, dándoles ese aspecto sucio final a centro de cuenca.

Aquí teneis un par de fotografías para que os hagais una idea de a que me refiero.
















A mediodía comimos un poco en el centro del salar y, en algo menos de media hora, volvíamos a estar dentro del coche dando tumbos y agarrándonos donde podíamos para evitar estrellar nuestras cabezas en el techo de la pick-up. Sobre las cinco de la tarde habíamos conseguido rodear la mitad del salar. A partir de ese punto, el camino (por llamarlo de alguna forma) que hasta ese momento había torturado sin piedad nuestros culos se transformó en una magnífica pista, lo que nos permitió completar la vuelta rápidamente.

Aquí os dejo las impresionantes vistas del salar desde el borde este.





Volvimos al pueblecito donde, unas horas antes, habíamos recogido la comida y, después de una breve despedida emprendimos el viaje de regreso hacia Salta. El viaje de regreso se me hizo eterno. Parecía que nunca llegábamos. Supongo que el cansancio me empezaba a pasar factura ... Continué mascando hojas de coca hasta nuestra llegada a Salta. Llegamos al hotel sobre las diez de la noche totalmente molidos. Esa noche ni cenamos. Yo sólo quería tumbarme sobre una superfície horizontal y que se estuviera quieta. En la habitación, escupí los últimos restos de hoja de coca que aún me quedaban y entonces fuí a lavarme los dientes. La pasta dentrífica actuó como un auténtico puñetazo. Las hojas de coca me habían producido microcortes por toda la boca y la pasta dentrífica se encargó de evidenciarlo de una forma bastante dolorosa! Como pude, me lavé los dientes y pensé que mañana ya me ocuparía de arreglar ese pequeño problema. Ahora sólo quería irme a la cama ...

sábado, diciembre 09, 2006

La ciudad de Salta (y 2)

Por cierto, tanto contar las particularidades de Salta y, al final, no he colgado ninguna foto de la arquitectura de las casas ... que son muy bonitas! Aquí os dejo unos cuantos ejemplos ...







jueves, noviembre 23, 2006

La ciudad de Salta (1)

Los algo más de 4 días que llevamos Juan José y yo dando tumbos por Salta me han permitido hacerme una primera idea de como es la ciudad.

La ciudad de Salta fue fundada el 16 de Abril de 1582, por Hernando de Lerma, gobernador de Tucumán. Originalmente la ciudad recibió el nombre de Muy Noble y Leal Ciudad de San Felipe de Lerma en el Valle de Salta. Este nombre fue cambiado inmediatamente después de la muerte del fundador de la ciudad, debido a la adversión que le tenían los primeros pobladores, que la rebautizaron como San Felipe de Salta. Luego, con el tiempo, el nombre se fue transformando en el actual Salta. Varias etimologías aymaras conforman el vocablo Salta: "salla", peñas y "ta", lugar, por lo que el nombre significaría "lugar de peñas"; "sayta", pascana, es decir, paraje de descanso en un viaje; y "sagta, sagta", muy hermoso. Por eso es que se la conoce como Salta la Linda. Durante los primeros años de la colonia, Salta era paso obligado en el camino al Alto Perú. Esto favoreció su rápido crecimiento. En sus alrededores se producían maíz, frutas, hortalizas, alimentos para el ganado, ruedas, telas y utensilios domésticos. La plaza mayor era el centro de la ciudad colonial.

La ciudad tiene una planimetría fundamentalmente cuadriculada. Aquí os dejo una imagen del centro que he sacado del Google Earth.


No hay casi semáforos en los cruces. Sólo estan presentes en las intersecciones de las avenidas más importantes. Los conductores se guían por la regla de la derecha (dejan pasar a los coches que se les acercan por la derecha), pero muchas veces también usan la ley del peso (pasa el que más pesa). Aunque, de entrada, el tráfico en la ciudad parece caótico y mal ordenado, la verdad, es que nunca ví un sólo accidente. Algún que otro bocinazo entre conductores, algún que otro improperio por la osadía de un conductor determinado, pero nada más. Eso sí: que no se le ocurra a ningún extranjero conducir allí porque seguro que será pasto de los accidentes antes que haya recorrido un par de cuadras ...

Salta es ruidosa y llena de contaminación. Lo primero que impresiona de la ciudad es el elevado número de coches de todo tipo y condición que transitan por sus calles. Los hay que ni los chatarreros de Europa querrían para desgüace (yo he visto circular coches que sólo conocía por fotografías) y, en el otro extremo, se encuentran los últimos modelos de pick-up. Muchos de los primeros tienen un color indefinido (la chapa está tan deteriorada y sucia que es difícil decir de que color es) mientras que los segundos circulan impolutos, brillantes, como recién salidos del concesionario donde los adquirieron. La circulación es intensa, especialmente en hora punta (como de las 20.30 a las 21.30 horas, cuando todo el mundo se dirige del trabajo a su casa). Los coches deben utilizar algún tipo de biodiésel como carburante (muchos de ellos llevan la típica bombona de gas en la parte posterior) que, junto a motores muy antiguos e ineficientes, provocan que durante las horas punta cueste mucho respirar mientras se anda por la calle. Los automóbiles más antiguos sueltan una humareda negra por los tubos de escape que da miedo.

Allí todo el mundo circula en coche. Casi no hay peatones. No se va a ningún sitio a pie. En eso se parece a cualquier ciudad norteamericana. Y lo peor que te puede pasar es ir a pie. Las aceras son muy estrechas (en muchas de ellas no pueden circular dos personas una al lado de la otra) y los conductores no se fijan en la presencia de los peatones. Sólo los coches tienen prioridad a la hora de pasar un cruce. Y eso hace que atravesar la calle sea arriesgado. No porque circulen a gran velocidad si no porque no te prestan atención. Suerte que soy mediterráneo y estoy acostumbrado a lidiar entre los coches que si no ... me cuesta imaginar a un extranjero de la europa central andando a pie.

El centro neurálgico de la ciudad es la bonita plaza 9 de Julio. Es una plaza cuadrada llena de palmeras y otros árboles tropicales y con la consiguiente estatua equestre del general Juan Antonio Álvarez de Arenales, héroe de la Independencia. Alrededor de la plaza se encuentra El Cabildo (un precioso edificio blanco al más puro estilo colonial español), la Catedral con su palacio arzobispal, El Museo Arqueológico de Alta Montaña (especialmente recomendable), la principal comisaría de policía y varios hoteles y edificios de estilo colonial.








































Dos cuadras hacia el este por la calle Caseros, justo en la esquina con la calle Córdoba se encuentra la Iglesia de San Francisco. Es una preciosa iglesia franciscana construida en 1582. A mí, casi me gusta más de noche, cuando la iluminan, que de día.



























Aquí os dejo una vista de la iglesia de día y de noche para que juzgueis por vosotros mismos ... Como curiosidad me enteré que la figura en bronce de San Francisco que hay delante de la puerta principal es un regalo de Benito Mussolini a la ciudad.

Siguiendo la calle Caseros hacia el este, hasta la esquina con Santa Fe, te encuentras con el convento de San Bernardo. Construido a mediados del s. XVI, es la construcción religiosa más antigua de la ciudad. Inicialmente fue concebida como ermita, pero con el paso del tiempo acabó convirtiéndose en hospital. En 1846 se convirtió en un convento de clausura de carmelitas descalzas hasta la actualidad. La puerta de acceso está hecha de madera de algarrobo y está ricamente tallada. Fue instalada en 1762.




























Hacia el sudeste, atravesado por la avenida San Martín, se encuentra el mayor parque de Salta, el parque San Martín. Es un parque muy bonito con enormes eucaliptus y acacias, entre otros árboles tropicales. Este parque nos venía de paso, ya que la oficina donde estuvimos trabajando mirando y describiendo los sondeos del Salar del Rincón, esta justo al otro lado. Muchos árboles estan llenos de plantas epífitas parasitando árboles parecidos a olmos. Incluso los cables telefónicos que cruzan el parque estan parasitados por estas plantas. El primer día que pasamos oímos un ruido metálico ensordecedor. El ruido no era constante en el tiempo si no que sufría oscilaciones, intensificándose y reduciéndose. Era como si alguien hiciera girar una rueda metálica sobre un eje mal engrasado. Nos sorprendió que la gente que en ese momento estaba en el parque no le prestara la más mínima atención. Una vez estuvimos en el centro del parque nos dimos cuenta que el ruido nos envolvía por todas partes. No podía ser humano. Al acercarnos a los árboles descubrimos el responsable del ruido infernal: ¡una cigarra de casi 10 cm de longitud! Después nos enteramos que esta cigarra pasaba enterrada unos 5 o 6 años. Pasado este tiempo salía a la superfície, se adhería al tronco del árbol, y pasados unos días se convertía en una mariposa gigante.








































lunes, noviembre 20, 2006

De Barcelona a Salta (Argentina): El viaje

Juan Jose y yo ya estamos instalados en Salta (Argentina). Llegamos ayer por la tarde a las 14 horas (hora local) después de algo más de 18 horas repartidas en tres aviones más otras tantas de espera en los aeropuertos de Barcelona, Madrid y Buenos Aires.

Fuimos al aeropuerto de Barcelona dos horas antes de la salida del vuelo que nos debía llevar a Madrid debido al miedo que teníamos a la nueva regulación de seguridad que afecta a todos los aeropuertos europeos. Yo tenía todos los números para tener problemas: llevaba el ordenador portátil, la PDA, el mp3, montones de cables y cargadores, el cepillo de dientes y la correspondiente pasta dentrífica (en su bolsa de plástico transparente tal y como especifican las nuevas reglas), como equipaje de mano. Al final, deseché la idea de llevar las multiples cremas de afeitar y lociones como equipaje de mano por miedo a perderlas ¡Cómo iba a pasar 15 días sin ellas! ... coqueto que es uno.

Al subir hacia la zona de control, vimos algunas chicas uniformadas con bolsas de plástico en las manos por si no llevabas la tuya de casa. Me preparé para lo peor ... y, al final, no pasó nada. Tanto a Juan José como a mí se nos olvidó sacar la bolsa de plástico con el cepillo y la pasta dentrífica de la bolsa de equipaje de mano, y nadie nos dijo nada. Lo que sí me pidieron fue sacar el portátil de su bolsa, pero no hacía falta el resto de aparatos electrónicos ... ¡en fín! Sin comentarios: tanta publicidad con las nuevas regulaciones y al final todo es lo mismo. No ha cambiado prácticamente nada ...

El vuelo hacia Madrid fue como la seda. Llegamos a la terminal 2 (T2) desde donde teníamos que cambiar a la T1, desde donde opera Aerolíneas Argentinas. Como todo está tan bien indicado, nos acabamos encontrando en la T4 sin saber porqué. Desde allí realizamos un montón de pesquisas para averiguar de dónde salían los autobuses que nos debería transportar a la dichosa T1. Al final, y después de andar un buen rato, lo conseguimos. El paso de la zona de control fue aún más lamentable que en Barcelona ... había dos escáneres operativos pero uno no funcionaba simplemente porque la persona que lo manejaba estaba charlando con dos guardias civiles ... ¡realmente indignante! cuando nuestra indignación se hizo patente, el buen hombre decidió trabajar un rato. Volví a sacar el portátil de su funda, el móbil, la cartera, el portamonedas ... pero de mi pasta dentrífica magníficamente embalada en su bolsa de plástico transparente nada de nada ... No hay nada como crear unas normas estrictas de seguridad para que el propio personal encargado de materializarlas no les haga ni caso ... ¡en fín!.

El vuelo fue horroroso. Horroroso según mi estándard porque según el de Juan José fue delicioso. El avión estuvo sometido a todo tipo de turbulencias durante todo el viaje (supongo que se les olvidó asfaltar el cielo) y sobre todo fueron especialmente intensas sobre Brasil. Las fuertes corrientes convectivas que se generan sobre la selva amazónica, y que llegan hasta la estratopausa, hacían bailar todo un Boeing 747-400 como si fuera de papel. Lo dicho: un viaje horroroso.

Llegamos al aeropuerto internacional de Buenos Aires Ezeiza sobre las 9 horas (hora local) sin demasiadas más novedades. De allí, recuperamos nuestro equipaje, cambiamos nuestros primeros dólares americanis por pesos argentinos, y mediante la compañía de autobuses Manuel Tienda León, nos dispusimos a cambiar del aeropuerto internacional de Ezeiza al nacional (Aeroparque Jorge Newbery). Este segundo aeropuerto está en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, justo en la orilla izquierda del Río de la Plata.

El trayecto se desliza por una especie de autopista elevada que cruza la ciudad (la autopista 25 de Mayo, creo), dura unos 20 minutos y, gracias a él, pude tener una primera idea de la ciudad. La primera impresión que me produjo Buenos Aires es de caos. Caos arquitectónico. Da la sensación como si algún gigante hubiera ido sacando edificios de una inmensa bolsa y los hubiera ido colocando uno al lado del otro sin preocuparse de la estética. Los de nueva facturación se mezclan con los antiguos sin ningún orden aparente. Los edificios están abigarrados y pugnan unos con otros por dejarse ver, por mostrarse ... y parece que te chillen ... ¡A mí!¡A mí!¡Mírame a mí y no hagas caso del de al lado que es muy cutre!¡No a mí, mírame a mi! ... pero el conjunto no es agresivo. El impacto visual es sorprendente pero no dañino. Igual porque mis ganas de ver esta ciudad, largamente deseada (Juan José y Alberto me habían hablado miles de veces de ella), superaba con creces mis expectativas y dulcificaba cualquier anomalía ...

Como el vuelo para la ciudad de Salta no salía hasta las 12 horas disponíamos de justo una hora preciosa para corretear por las calles de Buenos Aires. Y la verdad es que me apetecía mucho ... quería poner imágenes a la genial música de Astor Piazzola. Quería imaginarme sus nuevos tangos, como Adiós Nonino, Aires de Buenos Aires o Hace veinte años, mientras me paseaba por sus anchas avenidas y me dejaba tostar por el intenso sol que de buena mañana calentaba mi maltrecho e insomne cuerpo. A Juan José también le apetecía enseñarme un poco de Buenos Aires. Dejamos las maletas en la consigna que la compañía de autobuses tiene en la Avenida Madero y, armado con mi cámara fotográfica, me dejé guiar por el genial saber de Juan José.

Subimos por la arbolada Avenida Ramos Mejía, y lo primero que me encontré fue la Torre de los Ingleses. Fue construida por residentes británicos en conmemoración al Centenario de la Revolución de Mayo, e inaugurada el 24 de mayo de 1916. La compañía encargada de la construcción de la torre fue "Hopkins y Gardom" y todo el personal técnico, como los materiales, salvo la arena y el agua, fueron traídos de Inglaterra. Sobre la puerta principal, tiene la inscripción "al gran pueblo argentino", los residentes británicos, salud, 25 de mayo 1810-1910". La torre cambió su nombre a “Torre Monumental” luego de la guerra de Malvinas en 1982; pero la gente aún la llama Torre de los Ingleses.

Al final de esta calle nos encontramos con la Avenida del Libertador. En Buenos Aires, es una calle cualquiera pero, para mí, no lo era. Esta calle tiene 6 carriles en cada sentido y atravesarla se hace eterna. A duras penas se la cruza con el semáforo de
los peatones en verde.

Después de atravesar la Plaza de San Martín (con la consiguiente estatua ecuestre del libertador de Argentina) llegamos a las calles peatonales del centro. ¡Esas eran las calles que Juan José me quería enseñar! Paseé por la calle Florida ávido de sensaciones. La música de Astor volvió a mi cabeza, y no pude evitar canturrear uno se sus tangos y acompasar mis pasos a esa música. A pesar de ser domingo por la mañana había bastante gente por la calle. Casi todos los comercios estaban cerrados, pero cerrando los ojos, me fue muy fácil imaginármela atiborrada de gente comprando, mirando escaparates, paseando ...



























La hora pasó más deprisa de lo que quise. Rápidamente volvimos donde habíamos dejado el equipaje y nos montamos en el autobús hacia el aeropuerto de Aeroparque. Durante la espera para embarcar en el avión que nos debía llevar a Salta, me dediqué a mirar por los grandes ventanales de la sala de espera. La vista de Buenos Aires era magnífica, y creo que refleja muy bien el carácter de la ciudad. Casi tod
o son edificios bajos, y de vez en cuando, hay un bloque que sobresale, como queriendo destacar más que los de su alrededor.


El viaje a Salta transcurrió sin demasiadas novedades. Finalmente llegamos a nuestro destino a las 16 horas (hora local). Nos estaban esperando Ricardo Alonso y Carlos Sorentino. El primero es el Secretario de Minas del Gobierno de Salta y el segundo es el representante argentino de la empresa minera australiana Admiralty Resourdes Ltd.

Después de las presentaciones formales, nos llevaron al hotel, situado a una cuadra (un manzana de casas) del centro de Salta. Yo llegué que a duras penas sabía donde tenía la mano derecha y la mano izquierda. Deshice el equipaje y salimos a dar nuestro primer tumbo por la ciudad. Nuestros pasos nos llevaron a la Plaza 9 de Julio (el centro de la ciudad) y nos sentamos en una terraza a tomarnos la primera cerveza. La cerveza me sentó de maravillas ... no tardamos en ir a cenar e irnos a la cama. ¡Cómo había soñado con ella!

Mañana será otro día, pensé ...

lunes, noviembre 06, 2006

De Chile a Argentina: de salar a salar y sondeo porque me toca ...

Durante el último año, y través de los contactos de Guillermo Chong de la Universidad Católica del Norte de Antofagasta, Juan Jose y yo hemos ido intentando conseguir hacer subir una máquina de sondeo para perforar el Salar de Surire, tal y como teníamos previsto en el proyecto del Plan Nacional LAVOLTER y la Accion Complementaria que nos dieron para eso .... pero no todos los intentos fueron resultando infructuosos. Por unos 20,000 USD, que es el presupuesto que teníamos previsto para tal acción, no ha habido forma de encontrar una empresa en todo Chile que nos hiciese el sondeo allí ...

Necesitamos realizar el sondeo para estudiar la evolución paleoclimática y paleoambiental de la región, y poder comparar dichos resultados con los obtenidos en el registro sedimentario del Lago Chungará.

Viendo que teníamos un grave problema porque, tarde o temprano habria que justificar la Acción Complementaria ante el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), decidimos que, una posibilidad era pasarse a un salar argentino ... y decidimos que Juan Jose contactase a Ricardo Alonso, de la Universidad Nacional de Salta, Argentina, para ver las posibilidades. Gracias a él, se han hecho los sondeos en los cuerpos travertínicos de Antuco, en los que Roger está desarrollando la tesis ...

Ricardo nos contestó inmediatamente que había una empresa australiana que estaba perforando en esos momentos el Salar del Rincón (esta empresa está realizando prospecciones para explotar el litio de la salmuera del salar), y que nos miraría a ver si la empresa nos dejaría acceder a los sondeos. Después de varios correos electrónicos, la cosa pintaba genial: la empresa nos daba acceso a los sondeos para nuestras investigaciones científicas y encima no nos costaría nada ... le propusimos pagar la profundización de un sondeo hasta la base del relleno sedimentario del salar (que no puede ser porque no la máquina de sondeo de la empresa no tiene el varillaje suficiente para llegar a tan gran profundidad) y pagar un sondeo fuera del núcleo salino (que aún estamos en negociaciones ...).

Al final, convenimos con Ricardo que lo mejor sería hablar directamente con los australianos para entendernos mejor. Actualmente, los australianos están en Argentina y, de hecho, teníamos planeado un viaje relámpago Juan José y yo hace dos semanas, pero un imprevisto de última hora del jefe australiano (se fuw de urgencia a Chile) no nos permitió ir.

Por fín, tenemos billete de avión para irnos el próximo sábado 18 y volveremos a casa el viernes 3 de Diciembre ... a ver si tenemos suerte y conseguimos acceder a buenos sondeos.

El cambio de salar, creo, que será fácilmente justificable al MEC y el registro sedimentario que obtendremos será muy parecido al que esperábamos obtener en Chile, con lo que no es de esperar ningún cambio importante en los objetivos iniciales de los proyectos.

jueves, octubre 12, 2006

De paseo por Bolonia (Italia)

Aprovechando que hoy es fiesta, he estado poniendo un poco de orden en las fotografías que hice en Bolonia. Como la reunión reunión del proyecto Processes at the Passive Continental Margins (EUROMARGINS) de la European Science Foundation (ESF) acabó el sábado a mediodía y yo no volvía a Barcelona hasta el domingo a mediodía, aproveché esas casi 24 horas para dar dos largos paseos (el sábado por la tarde y el domingo por la mañana) para visitar Bolonia.

Bolonia fue fundada en el siglo VI a.C. por los etruscos, aunque el inicio de su esplendor empezó con los romanos, y sobre todo, durante el Renacimiento. La ciudad es conocida por el sobrenombre de "Bolonia la Roja" debido a que la mayor parte de edificios del centro histórico estan construidos con ladrillos rojos.

El centro histórico es absolutamente maravilloso. Vale la pena ir y verlo. La antigua ciudad romana y medieval tenía una planta casi circular, que aún es posible de apreciar (os dejo aquí un mapa para que lo veais). Las principales calles se estructuran de forma radial, partiendo desde la Piazze Maggiore, en el centro, hacia cada una de las 12 puertas que tenía la antigua muralla (ésta la demolieron a finales del siglo XIX debido al crecimiento de la ciudad y sólo se han conservado las puertas y pequeños fragmentos de la muralla).


Durante la época de máximo explendor, la ciudad fue un importante centro comercial. Fruto de ello, los boloñeses acabaron desarrollando 13 dialectos (uno por cada puerta, ya que los comerciantes que entraban por las puertas del sur hablaban un dialecto diferente al de los comerciantes procedentes del norte o del este o del oeste, más un treceavo correspondiente al centro de la ciudad). Aún hoy en día, los boloñeses saben en que parte de la ciudad vive cada uno por el acento y el dialecto que habla cada persona).

Hay varios aspectos arquitectónicos de la ciudad que llamaron inmediatamente mi atención.

El primero fue que la prácticamente todas las calles están porticadas. De hecho, los boloñeses se enorgullecen que pueden a salir a pasear tanto si hace un calor intenso como si está lloviendo porque siempre están protegidos del sol como de la lluvia. No hay dos pórticos iguales, y da igual si el edificio es un palacete del siglo XVI como una casona del XIX. Todas tienen pórticos. Aquí os dejo un par de ejemplos por fuera ...















... y unos cuantos por dentro:






































El segundo aspecto arquitectónico fue la presencia de unas torres muy altas. Durante el siglo XII, Bolonia pasa por una etapa de gran esplendor intelectual y comercial. Durante esta época se funda la Universidad de Bolonia (la primera en Europa). La gran actividad comercial da lugar a una nobleza adinerada. Ésta, para demostrar su poderío económico, se dedica a erigir torres. Cuanta mayor era la fortuna familiar más alta era la torre. Aquí debajo os dejo una fotografía que hice a una reconstrucción hecha por Angelo Finelli a principios del siglo XX del aspecto que podía tener Bolonia durante el siglo XII. Impresionante, no?

Un primer estudio llegó a determinar que se llegaron a erigir hasta 180 torres, pero estudios posteriores han rebajado ese número hasta 65. La razón es que las torres iban cambiando constantemente de famílias ya que eran muy caras de mantener, lo que implicaba que una misma torre tuviera más de un nombre (según la familia que en ese momento fuese la propietaria). De esas 65 torres, en la actualidad, quedan en pie 15. Y las dos torres más famosas (y que constituyen el símbolo de la ciudad) son la Torre degli Asinelli (97.2 m de altura y 1.3 m de inclinación) y la Torre Garisenda (48 m y 3.2 m de inclinación). Ambas datan del siglo XII.


La primera en construirse fue la Torre degli Asinelli y durante mucho tiempo fue la torre más alta de la ciudad. La família Garisenda decidió arrebatarle el título y empezó a erigir al lado su torre, pero debido a que los cimientos no fueron bien colocados, la torre se inclinó peligrosamente y se abandonó su construcción sin finalizarla. La primera puede visitarse, y desde lo más alto, supongo que se puede contemplar una hermosa vista de la ciudad. Y digo supongo porque no me ví capaz de subir los 498 escalones que tiene dicha torre para disfrutar de tan magnífica vista ... La Torre Garisenda está cerrada al público por razones obvias ...

Todas las torres presentan la misma estructura. La base está construida con bloques de yeso selenítico del Mesiniense, en el que se aprecian texturas cone-in-cone (Si, ya se ... pero es deformación profesional. No lo puedo evitar!!). Para que aprecieis la inclinación de la torre os dejo una foto de detalle donde podreis ver los algo más de 20 cm de levantamiento de la base).




























A cada extremo de la base de ambas torres hay pequeños sismógrafos para ir midiendo la evolución de la inclinación. ¿A quién se le ocurre usar un material tan plástico como es el yeso como base para construir estas torres? Por esta razón están tan inclinadas ... de las 5 que llegué a ver, ninguna guardaba la estricta verticalidad.

Si mirais con detalle la primera fila de casas que hay dibujadas en la reconstrucción de la ciudad de Bolonia que antes os comentaba, vereis que, antiguamente, las casas estaban edificadas sobre altos pilares de madera. Este tipo de casas aún es visible de forma desperdigada ...




















Como curiosidad, os contaré que si mirais el techo de la casa de la derecha, aún se ven ... ¡tres flechas de época medieval! Intenté hacerles una fotografía y aquí podeis ver una en el, más o menos, centro de ésta.


Todo el centro de Bolonia está salpicado de palacetes medievales. Quizás el más famoso es el Palazzo del Potestà. Es de arquitectura renacentista y se considera el mejor ejemplo de esta arquitectura en la ciudad. Otra curiosidad: la torre más alta del palacio no se apoya sobre el suelo si no sobre unos pilares de una bóveda.


Los palacios no son obras estáticas si no que están vivas. Las fueron y las van modificando según las necesidades de los inquilinos. Y esto se aprecia cuando se mira con cierto detenimiento las paredes de los edificios. Os dejo un par de fotografías como muestras ...















La basílica di San Petronio, situada en el lado sur de la Piazze Maggiore, se diseñó para que fuera más grande que la basílica de San Pedro de Roma. Como siempre pasa con estos faustos proyectos nunca se llegó a concluir. Ni la fachada ni los ábsides se terminaron ... aunque sí el interior, que es muy bonito.



















Y paseando, paseando, siempre acabas encontrando rincones con encanto ...


Espero que os haya gustado este paseo virtual ...