Mientras estamos tumbados en las hamacas de la piscina del hotel esperando, qual reo espera su pronta ejecución, a que llegue el transporte que nos trasladara al aeropuerto de vuelta a casa, acabo de ver pasar unos preciosos ojos andando.
Los he visto por casualidad. Estaba medio dormido escuchando el precioso y delicado disco de Los chicos del coro cuando los he visto pasar. Ha sido un instante. Ella ha pasado rápidamente y con la mirada cabizbaja, como queriéndolos ocultar, conocedora de los posibles estragos que podrían causar, pero ha sido suficiente como para captar su impresionate belleza. Se acaban de sentar no muy lejos de mí. Continúan entrecerrados. Y yo solo estoy deseando que pierdan esa verguenza que los mantiene cohibidos para poderlos disfrutar otra vez.
Son unos ojos grandes, enormes, muy expresivos, con unas pestañas largas y de color azul. No son de un azul cualquiera, no. Son de color azul-grisáceo claro. A pesar que estos ojos se refugian detrás de unas gafas metálicas, redonditas y muy discretas, no pueden dejar de atraer mi mirada. Son absolutamente himnóticos. Son los ojos azules más bonitos que jamás he visto.
Los ojos azules acostumbran a asociarse a rubias platino. Pero estos ojos son especiales. La media melena que los envuelve es de color rojizo intenso. Esta inusual asociación resalta y exalta aún más la singular belleza de esos ojos.
Pablo Neruda los definió infinitamente mejor que yo:
inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos
oceánicos
a ese mar que sacude tus ojos
oceánicos
Creo que estos ojos van a ser mi último recuerdo de esta isla en estas geniales vacaciones ...
2 comentarios:
Tranquilo, Santi, el término médico para lo que te ocurre creemos que es "estress post-vacacional". En dos semanitas describiendo sondeos de Rapa Nui convertirás esa delicada poesía en ruda prosa científica!! Ánimo con la vuelta!!
pues igual si ... el problema de volver de vacaciones siempre es el duro contacto con la realidad!!
cuidaros mucho!
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