miércoles, febrero 14, 2007

Más propuestas para reducir el actual calentamiento global

El último número de la revista Climate Dynamics publica una editorial genial que no tiene despercicio. Aquí teneis el artículo [130 kB].

El autor del artículo es Paul Crutzen, químico y premiado con el Nobel de Química en 1995.

Paul Crutzen propone una posible solución para luchar contra el calentamiento actual provocado por los gases de efecto invernadero. Aparte de la emisión de CO2, las actividades humanas están inyectando cantidades ingentes de SO2 en la atmosfera. El dióxido de azufre procede, entre otros, de la combustión del carbón. La otra gran fuente de SO2 es natural y corresponde a las erupciones volcánicas (por poner un ejemplo, en 1991 la erupción del volcán Pinatubo inyectó 10 Tg de S, o sea 10 Teragramos de azufre o lo que es lo mismo 10x1012 gramos de S). El dióxido de azufre en contacto con el vapor de agua atmosférico reacciona y se forma ácido sulfúrico (gran responsable, entre otros efectos adversos, de la llúvia ácida y de la muerte de grandes extensiones forestales sobre todo en los países nórdicos). El ácido sulfúrico en contacto con partículas de polvo en suspensión (sobre todo limos y arenas muy finas procedentes de los grandes desiertos de la Tierra) o con los iones procedentes del mar reaccionan y forman pequeñas partículas de sulfato (el catión puede ser monovalente como el sodio (Na) o bivalente como el calcio (Ca) o el magnesio (Mg)). Estos sulfatos (junto a microrestos de materia orgánica, microcarbones procedentes de grandes incendios y partículas de polvo del desierto) constituyen la mayor parte de los aerosoles.

Los aerosoles actúan de dos formas. La primera está relacionada con el albedo. La presencia de aerosoles en la estratosfera provocan el reflejo parcial de la radiación solar, lo que provoca un descenso de la temperatura de la atmósfera. La segunda forma de actuación está relacionada con la formación de nubes. Las pequeñas partículas actúan como agentes nucleadores de nubes (modificando sus propiedades) y, aparentemente, incrementando el albedo, y por tanto, potenciando el enfríamiento de la atmósfera. Por tanto, los aerosoles juegan en contra del calentamiento global (El gráfico del inicio de este post, extraído del avance del 4 informe del IPCC, lo muestra de forma gráfica). Debido a la gran cantidad de SO2 inyectado en la estratosfera por el volcán del Pinatubo la temperatura media superficial de la Tierra descendió aproximadamente 0.5 °C durante el año siguiente a la erupción.

Por tanto, el calentamiento global que actualmente estamos experimentado es mucho más importante de lo que nos pensamos porque los aerosoles que inyectamos en la estratosfera lo amortiguan parcialmente.

En el artículo que os propongo, Paul Crutzen comenta que, como difícilmente se van a reducir las emisiones de CO2 en los próximos 6 años (los que faltan para que se cumpla el Protocolo de Kyoto), una posible solución para luchar contra el calentamiento global debido al incremento en la emisión de gases de efecto invernadero sea precisamente inyectar dióxido de azufre en la estratosfera para compensar dicho aumento.

La erupción del Pinatubo permitió estudiar esta hipótesis de forma directa. Una de las principales conclusiones que se obtuvo de esta experiencia es que por cada Tg de S que se inyecta a la estratosfera se reduce la radiación solar en 0.75 W/m2. Inyectar 1 Tg de azufre a la estratosfera costaría del orden de 25 billones de USD cada año (los aerosoles tienen un tiempo de residencia en la atmósfera de 1-2 años). Por tanto, según Crutzen, para compensar el actual calentamiento global sería necesario reducir la radiación solar en 1.4 W/m2, o lo que sería lo mismo, inyectar anualmente en la estratosfera unos 1.9 Tg de S, con un coste de unos 50 billones de USD.

Paul Crutzen también analiza esta propuesta para el caso de los peores escenarios climáticos para finales del siglo XXI del cuarto informe del IPCC. Estos escenarios presuponen una atmósfera con un contenido en CO2 que sería el actual. Entonces sería necesario reducir la radiación solar en 4 W/m2 y, para eso, se necesitaría inyectar del orden de 5.3 Tg de S anualmente.

El principal problema del dióxido de azufre es que es un gas tóxico y que no se puede liberar tranquilamente, porque ya se han visto las consecuencias a medio plazo. Así, el autor discute que gas de S sería el más adecuado para liberar a la atmósfera (COS, SF6, ...) y que posibles efectos tendrían estos sobre la salud humana y sobre los ecosistemas.

Acaba concluyendo que, si bien esta propuesta aún no es posible llevarla a cabo, no se puede despreciar en absoluto. Estamos metidos en una situación climática que no tiene parangón en los últimos 650,000 años y no sabemos a donde nos llevará. Sólo una drástica reducción del dióxido de carbono evitaría tener que llevar a cabo este experimento ...

Un artículo totalmente recomendable para leer ...

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