Caminado hacia la torre montada para perforar la turbera del Rano Aroi.
Hoy hemos experimentado en nuestras carnes la dureza del Rano Kau. Este lago en el cráter de un volcán es uno de los lugares más espectaculares de la isla, pero trabajar ahí ha sido realmente difícil. La bajada era peliaguda: mucha pendiente, granos de café que hacían el suelo resbaladizo, acacias espinosas….). El sondeador manual de gravedad que llevábamos, (no se podía bajar al lago un equipo más pesado) no se ha podido clavar en el fondo que está a diez metros de la superficie. Sin embargo, hemos muestreado agua (de pH bastante ácido) y registrado sus propiedades con la sonda multi-paramétrica. La caminata sobre la turbera flotante, con saltos entre cada una de las placas de turba, ha sido divertida y a la vez dura, bajo un sol de justicia y con los pies pisando ramas de totora y musgo encharcados. Cuando te paras un rato te suben multitud de insectos por los pies y ha habido que dar grandes rodeos para avanzar hacia el centro del lago. Nos sentíamos verdaderos exploradores (a lo
Indiana Jones!). Lo cierto es que la dificultad que tiene el lugar da mérito a nuestra aventura de hoy (aunque nos volvamos sin sedimento del Rano Kao!!). Otra vez será: el Rano Kao queda pendiente, no nos rendimos!!
La foto es del Rano Aroi, todavía no habíais visto nuestros nuevos métodos de sondeo.....
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