lunes, julio 10, 2006

Sin chófer

El viernes me quedé sin chófer. No es que haya decidido prescindir de sus servicios, no. La mútua, viendo que ya ando con normalidad y sin demasiados problemas, decidió retirarme el servicio. Ya me he convertido en un ciudadano de a pie. No. De a pie, no. Soy un ciudadano de a pie cojo. Mi conquista, cual carruaje ahora convertida en calabaza, ha desaparecido ... Fue bonito mientras duró.

Hoy he ido a rehabilitación en metro. La experiencia ha sido horrorosa. No estoy acostumbrado a usar este medio de transporte, y menos en verano. La línea 3, la línea verde, está más o menos acondicionada para las tórridas temperaturas de Barcelona. Los vagones de tren son espaciosos y disponen de aire acondicionado. Pero el metro de la línea 1, la más antigua de la red, es deprimente. Las estaciones parece que tengan puesta la calefacción a todo trapo y la mayoria de convoyes no disponen de aire acondicionado. Al entrar en un vagón cualquiera supone someter a tu glándula pituitaria a las peores de las torturas. Los olores, sudores y hedores más diversos están concentrados y mezclados en esos reducidos espacios, y a mí, me afectan mucho. Tengo una nariz bastante fina y no hay manera que me acostumbre a esos espacios. Viajar en metro es todo un suplicio ...

Por cierto, ya doblo la rodilla hasta los 145 grados. Ya he llegado al máximo. Y esto me llena de satisfacción. Poco a poco pero voy progresando ... ahora sólo me queda recuperar la masa muscular que tenía antes de la fractura ...

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