jueves, mayo 18, 2006

Bàrbara se va de colonias

Ayer, Bàrbara se fue de colonias con la escuela hasta el próximo viernes por la tarde. Se ha ido a una casa de La Bisbal de L'Empordà (Girona). Se van de colonias cada dos años. Por tanto, son sus segundas colonias. Para ella, estas colonias son toda una aventura. ¡Dos noches durmiendo fuera de casa! Y lo mejor: ¡sin el control materno/paterno!

Esta última semana ha sido increíble: preparativos de todo tipo - pilas nuevas para su linterna, que ropa se llevaría, en que mochila (¿cabría todo en esa mochila roja tan chula o tendría que llevarse esa bolsa gris que no le gusta nada?) -, nervios, ansiedad, sueños en voz alta.

Normalmente hay que insistir un poco para que se despierte porque el sueño no le deja abrir los ojos, pero ayer se despertó ella sola a las siete de la mañana. No quiso desayunar. Los nervios se la comían viva. Después de discutir conseguimos que se bebiera el tazón de leche con Cola-Cao. Del zumo de naranja y de las galletas no quiso saber nada. Sólo tenía en su cabeza acabar de meter dentro de la mochila el cepillo de dientes, el dentrífico y demás utensilios de higiene, cerrarla e irse a descubrir este ancho mundo. Cuando se cargó la mochila a la espalda no podía con ella. ¡Casi era más grande la mochila que ella!

Fuimos al colegio a despedir el autocar. Una vez se acomodó en su asiento nos dijo adiós con la mano repetidas veces. Su cara era pura alegría. ¡Por fin había llegado ese día tan ansiado! Mientras el autocar se iba calle abajo con los niños, maestras y monitores hacia su tan soñadas y ansiadas colonias, a mi se me hizo un nudo en la garganta de la emoción. Ya la empezaba a extrañar.

La mañana transcurrió velozmente. Estuve en el instituto liquidando miles de problemas urgentes, y por la tarde, me pasó a buscar mi tulli-minibús particular para llevarme a rehabilitación.

Sobre las ocho de la tarde llegué a casa. Al entrar, la casa se me hizo enorme. Habitualmente, cuando entro en casa oigo un: ¡¡Hola papá!! sabes que? hoy ... y me cuenta sus aventuras y desventuras del día. Es genial. Y me encanta. La ves crecer a diario. Ayer, al entrar, el silencio era atronador. Y se me volvió a hacer un nudo en la garganta.

Cenamos poco después sin los gritos, las amenazas ni las salidas de tono que acostumbran a amenizar nuestras veladas. En poco tiempo tuvimos toda la cocina recogida y estábamos sentados en el sofá frente al televisor. Se me hizo muy extraño. Siempre estás soñando en el día que podrás estar tranquilamente en tu casa sin tus hijos, las miles de cosas que harás, los sitios a donde irás, y cuando llega ese día, no paras de mirar alrededor tuyo porque te falta algo ... Sólo hay quietud y silencio a tu alrededor. Demasiada quietud y silencio ...

Ya tengo ganas que llegue mañana por la tarde. Tengo ganas que me sature con sus miles de preguntas, gritos e inquietudes ... la añoro demasiado. Igual es que soy un padre demasiado sentimental.

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