viernes, mayo 05, 2006

Rehabilitación

Ya llevo una semana realizando ejercicios para recuperar la movilidad de la rodilla. Los ejercicios los hago en la sala de rehabilitación que tiene la mútua, y me martirizan durante dos horas diarias, de cinco a siete de la tarde, minuto arriba, minuto abajo.

Como mi movilidad es reducida (aún voy con las dos muletas y no puedo apoyar el pie en el suelo) solicité que el transporte de la mútua pasase por mi casa, a recogerme y traerme de vuelta. La mútua lo llama el 'transporte sanitario colectivo' ... yo lo llamo el 'tulli-minibús', el minibús de los tullidos ... ¿a que no sabeis porqué?

Justo cuando entré en el tulli-minibús la primera vez provoqué una reorganización interna completa. Como no puedo doblar la pierna, las dos personas que estaban sentadas en la segunda fila de asientos tuvieron que pasarse delante, con el conductor. Ellos ya podían sentarse como personas normales ...

La primera conversación que mantuvimos fue: Que te ha pasado? Que me rompí la tíbia, el peroné y el astrágalo por culpa de una caída. Me operaron, me pusieron tres clavos, y ahora estoy haciendo rehabilitación, en espera de que me los quiten ... ¿y a tí que te paso? pues que me rompí las mesetas tibiales y casi me arranqué las espinas donde se insertan los ligamentos cruzados. ¡Ay que daño! y como te lo hicistes? ...

Con la ida y la vuelta de la mútua, estoy haciendo un curso acelerado de anatomía de las extremidades inferiores. ¡No quiero ni saber lo que sabré cuando acabe la rehabilitación!

Comparto el tulli-minibús con un chico rumano, conductor profesional de autobuses internacionales, que se partió la tibia y el peroné, y con un joven chico español, montador de grandes instalaciones frigoríficas, que se rompió el peroné al caer de un andamio. El primero lleva quince años viviendo en un pueblo cerca de Barcelona y me contó los grandes problemas que tiene en los pasos fronterizos debido a que muchos narcotraficantes de poca monta se dedican a pasar maletas llenas de hachís. Me dijo que, incluso llegó a pasar un día en el calabozo de la policía francesa por culpa de un malentendido ... ¡escalofriante! El chico montador me explicó el funcionamiento interno de algunas grandes empresas alimentarias en las que él ha montado grandes cámaras de refrigeración. Lo cuenta con una pasión que incluso me dan ganas de salir del tulli-minibús en ese mismo instante y acompañarlo a montar cámaras en el fin del mundo ...

Durante las dos horas de rehabilitación me dedico a hacer ejercicios de musculación (primera hora), para recuperar masa muscular sobretodo a nivel de cuádriceps, y ejercicios de flexión (segunda hora). Los ejercicios de flexión consisten básicamente en atar el pie derecho a una máquina, la cual va empujando progresivamente la pierna para obligar a la rodilla a flexionarse. Más que una máquina para flexionar la rodilla parece un aparato de tortura de cuando la Santa Inquisición campaba a sus anchas por el Reino de España durante el siglo XV. El nivel de empuje se regula a partir de los grados que quiere que se flexione la rodilla, y los grados los controlamos a medias entre los fisioterapeutas, que quieren que la flexione mucho, y mi capacidad de soportar el dolor. Empecé con 30 grados de flexión y ahora ya estoy en 50 grados ... lo que no está mal, ¿no?

Las malas noticias me las han dado hoy ... me ha dicho los fisioterapeutas que tengo, como mínimo, para 8 meses de rehabilitación ... esto va a ir más lento de lo que yo esperaba ... ¡desesperante!

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